Thursday, March 28, 2024

“Experiencia eucarística sinodal”, Arzobispo de Braga, Portugal, suspende Misas dominicales en la mañana del 2 de Junio

La disculpa es que si no hay Misas los fieles van a asistir a la única Misa que se celebrará, la del cierre del Congreso Eucarístico Nacional en el Santuario de Samerio. La experiencia, especialmente en los tiempos recientes y acentuada por tal pandemia, ha mostrado a las claras que si no hay una Misa dominical accesible se prefiere prescindir de ella. Pero, bueno, doctores tiene la Santa Madre Iglesia.

Durante la Misa Crismal en la arquidiócesis de Braga, Portugal (¡sorpresa!, una Misa Crismal que sí se celebra el Jueves Santo, cuando de verdad debería ser), Mons. José Manuel Cordeiro, ha dado la buena nueva, obviamente que en ningún momento lo ordena y lo manda, ni dice que sea una orden, pero es obvio que ese es su deseo puesto bajo el disfraz de “desafío”, informando que el Domingo, Jun-02-2024, en su jurisdicción no habrá Misas en la mañana.

Ha dicho Don Cordeiro al final de la homilía para la Misa Crismal (nuestra traducción):

Para terminar, a pesar de las diferentes tipologías eucarísticas que todos ya celebraran, hoy me gustaría lanzarles otro desafío eucarístico. Uno de los riesgos de la sinodalidad es que se vuelva un estribillo usado para todo al punto de no quedar en nada. Pero no queremos que la sinodalidad misionera sea una teoría, sino una verdadera práxis de Iglesia, como tantas veces nos llama el Papa Francisco.

Para tal, hoy quiero pedir perdón a todos los Presbíteros porque, siendo aún nuevo en esta misión arquidiocesana y con una sobrecarga de trabajo, cometí un error imperdonable. En el programa pastoral publicado al inicio del Año litúrgico y pastoral ya debería estar esta información que ahora os pido.

En la mañana del próximo 2 de junio tendremos el cierre del Congreso Eucarístico Nacional en el Santuario de Sameiro. Y sería bello tener una experiencia eucarística sinodal: que todos los Presbíteros suspendieran la Eucaristía del Domingo por la mañana en sus parroquias y capellanías, de modo que participen con sus parroquianos en esta Eucaristía de cierre. En las capellanías y parroquias estaría asegurada la Misa vespertina en todas ellas o el Domingo por la tarde, de modo de garantizar el pan eucarístico a las personas con dificultades de movilidad o ocupadas en sus profesiones. Sé que, en muchos Arciprestazgos, muchos de vosotros ya tenéis esta hermosa y buena experiencia durante vuestras peregrinaciones arciprestales.

Aunque soy consciente del transtorno pastoral que esto causa, dados los eventuales compromisos que ya habéis asumido, os dejo, no obstantes, este mismo desafío. La rareza de la celebración de este mismo Congreso Eucarístico, que en el pasado tantos frutos espirituales ha producido en nuestra Arquidiócesis con signos de santidad, es una ocasión que no podemos desperdiciar. Y cómo sería bello que podamos tener esta experiencia de una Eucaristía sinodal con toda la Arquidiócesis representada con sus Presbíteros y comunidades, esas comunidades que a lo largo del año ya rezan semanalmente por este mismo Congreso.

Por eso, queridos Presbíteros, soy consciente de que os pido algo exigente, pero lo pido en nombre de un bien mayor: en nombre de la Eucaristía y de todo aquello que deseamos que este Congreso produzca en nuestras vidas. En esta “aventura eucarística” puede resonar también el dicho popular: “Dios da el pan, pero no amasa la harina”, necesitando de nuestras manos para hacer el pan accesible a todos.