Este es un artículo de Il Giornale, May-22-2025. Traducción de Secretum Meum Mihi (con adaptaciones).
Follow @SECRETUMMEUM«El “cisma” alemán sobre la mesa del Papa: el primer tema candente para León XIV»
Francesco Boezi | 22 de mayo de 2025
El camino sinodal de la Iglesia alemana continúa provocando tensiones con Roma. El Papa León XIV pronto será llamado a afrontar uno de los nudos no resueltos —quizás el más complejo— del catolicismo europeo. Las reivindicaciones de los teutones son siempre las mismas: sacerdotes casados (celibato opcional para los consagrados), diaconado femenino y apertura doctrinal sobre las personas Lgbtq. El proceso se basa en deliberaciones que los promotores consideran vinculantes, poniendo así bajo presión la autoridad de la Santa Sede.
El camino sinodal de los alemanes comenzó con Francisco, en 2019, por voluntad de la Conferencia Episcopal Alemana. Bergoglio “a veces” se declaró “seriamente preocupado” (el propio cardenal Reinhard Marx lo admitió recientemente a Süddeutsche Zeitung) por el camino emprendido en Alemania, pero nunca detuvo formalmente ese proceso de evolución teológica. Ahora, el “camino” prosigue. La última gran cuestión abierta es la del Comité Sinodal. Un organismo que ya se ha reunido varias veces y cuyo objetivo es dar vida a un Consejo Sinodal. El Vaticano, basándose también en el derecho canónico, ha subrayado repetidamente la imposibilidad de una organización nacional con poderes de esa tipología. El Consejo Sinodal, después de todo, sería una invención sin precedentes en la historia eclesial. Pero los obispos de la Conferencia Episcopal Alemana no parecen conocer contratiempos.
Con la elección del Papa León XIV, la confrontación podría tomar una nueva dirección. El pontífice, ya involucrado en la gestión de la crisis sinodal alemana como firmante, junto con los cardenales Pietro Parolin y Víctor Manuel Fernández, de una carta en febrero de 2024, deberá afrontar un desafío crucial. En la carta, Prevost y los demás cardenales solicitaron posponer la votación del Comité Sinodal.
León XIV, dicen observadores bien informados, intentará mediar entre dos ánimos muy diferentes que ya reclaman la paternidad de su pontificado. Los progresistas alemanes han metido inmediatamente manos a la obra. El presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, monseñor Georg Bätzing, ha destacado cómo el Papa, en sus primeros discursos, ha puesto repetidamente el énfasis en la “sinodalidad”. Marx, de nuevo, ha subrayado el enfoque de León XIV en Sudamérica: “Solo diré: Monseñor Prevost también promovió elementos sinodales en su diócesis de Perú”, declaró en la misma entrevista con Süddeutsche Zeitung.
Los conservadores, al contrario, han interpretado algunas señales iniciales del nuevo Papa como un cambio de ritmo respecto a su predecesor. Desde el regreso de la muceta al estilo litúrgico, pasando por la probable hipótesis de que el Papa regrese a vivir en el Palacio Apostólico, hasta el nombramiento del cardenal Baldassarre Reina como Gran Canciller del Pontificio Instituto Juan Pablo II —en sustitución de Monseñor Vincenzo Paglia, considerado un punto de continuidad con la visión sinodal del Papa Francisco—, se vislumbra una orientación menos progresista. El cardenal Kurt Koch, todavía, declaró a la cadena EWTN su preocupación por cómo se está “utilizando en Alemania” al Papa. En resumen, el concepto de “sinodalidad” no debe extenderse a voluntad.
Otras dos señales refuerzan la idea, en círculos conservadores, de que el ambiente en el Vaticano ha cambiado. La primera es la referencia del Papa León XIV a las enseñanzas de Joseph Ratzinger, siempre crítico del Camino Sinodal Alemán, incluso durante su pontificado emérito. La segunda es la entrevista concedida por Monseñor Georg Gänswein a Corriere della Sera, en la que declaró que la era de la “arbitrariedad” había terminado. El riesgo temido, con el camino sinodal alemán, es el del “cisma”. Un peligro que ya ha surgido durante las Congregaciones Generales. La Iglesia alemana, la más rica de Europa y no solamente, parece inclinada a cuestionar el papel mismo de Roma en las jerarquías eclesiásticas. De hecho, la mayoría de los obispos alemanes querrían “vincular” sus decisiones únicamente al resultado del Concilio Nacional, ignorando de facto a la Santa Sede.
El Papa León XIV, quien tiene fama de mediador y fue elegido rápidamente también para reunificar la Iglesia católica tras una fase de fuertes desacuerdos, será llamado a evitar fracturas. En años pasados, se ha hablado a menudo del riesgo de un “cisma” partido desde la “derecha”. Hoy, parece que la “izquierda” eclesiástica es la que está más preocupada.