Wednesday, June 12, 2024

Francisco confirmó al activista prohomosexualista James Martin

Muy oportunamente para lavar la imágen que le han provocado sus recientes afirmaciones sobre la “mariconería” (ver aquí, aquí y aquí), ha aparecido de nuevo al rescate el activista prohomosexualista James Martin a quien, según el propio Martin, Francisco recibió hoy por una hora en Casa Santa Marta, confirmándolo en su activismo. En su cuenta de X el activista escribió (nuestra traducción).

Tuve el honor de reunirme con el Papa Francisco para una conversación de una hora hoy en Casa Santa Marta. Con su autorización para compartir esto, el Santo Padre dijo que ha conocido a muchos buenos, seminaristas y sacerdotes, santos y célibes con tendencias homosexuales. Una vez más, confirmó mi ministerio con las personas LGBTQ y mostró su apertura y amor por la comunidad LGBTQ. También fue una gran alegría recibir su bendición en el 25º aniversario de mi ordenación sacerdotal.

Francisco: “La homilía debe ser breve”

Miércoles otra vez, día de audiencia general, los medios destacan el siguiente pasaje de su catequésis, no propiamente el principal pero deben buscar algo que llame la atención de sus audiencias. En el video, con audio en español, a partir de 24:22.

Y la homilía, ese comentario que hace el celebrante, debe ayudar a transferir la Palabra de Dios del libro a la vida. Pero para ello, la homilía debe ser breve: una imagen, un pensamiento, un sentimiento. La homilía no debe durar más de ocho minutos, porque después de ese tiempo se pierde la atención y la gente se duerme, y tiene razón. Una homilía debe ser así. Y esto es lo que quiero decir a los sacerdotes que hablan mucho, a menudo, y no se entiende de qué hablan. Una homilía corta: un pensamiento, un sentimiento y una indicación para la acción, cómo hacer. No más de ocho minutos. Porque la homilía debe ayudar a transferir la Palabra de Dios del libro a la vida. Y, entre las muchas palabras de Dios que escuchamos cada día en la Misa o en la Liturgia de las Horas, siempre hay una que está destinada especialmente a nosotros. Algo que nos llega al corazón. Si la acogemos en nuestro corazón, puede iluminar nuestra jornada, animar nuestra oración. ¡Se trata de no dejar que caiga en saco roto!