Thursday, August 15, 2024

«Sobre Los Abusos Durante Las Celebraciones Litúrgicas», Carta de los Obispos de Nigeria

La Conferencia de Obispos Católicos de Nigeria ha abordado la problemática de los abusos en las celebraciones litúrgicas mediante una carta publicada con fecha Ago-15-2024, dirigida a “todos los sacerdotes Católicos en Nigeria”. Traducción de Secretum Meum Mihi (con adaptaciones).

CONFERENCIA DE OBISPOS CATÓLICOS DE NIGERIA

Para: Todos los Sacerdotes Católicos en Nigeria

SOBRE LOS ABUSOS DURANTE LAS CELEBRACIONES LITÚRGICAS

1. La sagrada liturgia es el corazón de nuestro culto y la cumbre de nuestra vida Cristiana. Es un acto de culto divino que pertenece a toda la Iglesia y debe ser salvaguardado con la máxima reverencia y fidelidad. Sin embargo, es con profunda preocupación y justa indignación que observamos un aumento alarmante de aberraciones durante el culto en toda nuestra nación, perpetradas por algunos de nuestros propios sacerdotes. Estos abusos incluyen desviaciones de las oraciones y rúbricas prescritas de la Misa, incluida la Plegaria Eucarística; manejo irreverente del Eucaristía; caminar por el pasillo mientras se lleva la custodia durante la exposición del Santísimo Sacramento y la bendición de las personas utilizando gestos similares a asperjar con agua bendita; música inapropiada, incluida la importación de música secular en la liturgia; baile indecoroso, incluso con la custodia conteniendo la Eucaristía; comercialización de la liturgia en la forma de aceptar demasiados estipendios y recaudación de fondos justo en medio de las celebraciones litúrgicas; el uso del púlpito para perseguir intereses personales; incorporación de costumbres locales que son incompatibles con la fe bajo el paraguas de la inculturación; fallo en el uso de vestimentas adecuadas; falta de preparación adecuada para cada aspecto de la celebración litúrgica; la invención de ritos, como la Dedicación del Niño, en la que algunos sacerdotes colocan al niño en el altar, cuando, en la enseñanza de la Iglesia, un niño es consagrado a Dios durante el bautismo; bendición de objetos no aprobados por la Iglesia como sacramentales; y muchas otras. Estas graves violaciones no son sólo una afrenta directa a la santidad de la liturgia, sino también una fuente de escándalo y vergüenza para la Iglesia en Nigeria.

2. Quede inequivocamente claro: la liturgia no es un patio de recreo privado para la innovación personal. No es una plataforma para la autoexpresión del celebrante. Se trata de un encargo sagrado, transmitido por la Iglesia, que debe celebrarse según las normas y tradiciones establecidas. La Constitución sobre la Sagrada Liturgia del Concilio Vaticano II es clara: “La reglamentación de la sagrada Liturgia es de competencia exclusiva de la autoridad eclesiástica” (SC, 22). Cualquier sacerdote que se tome la libertad de desviarse de estas normas es culpable de una grave traición a su deber sagrado y está desviando de la fe a los fieles.

3. Condenamos, en los términos más enérgicos posibles, todos y cada uno de los abusos dentro de la sagrada liturgia. Tales acciones no son meros errores de juicio; son violaciones del orden sagrado y deben ser tratadas como tales. Recordamos a nuestros sacerdotes que el altar no es un escenario para representaciones teatrales, ni la liturgia es un lugar para novedades. La Iglesia nos ha dado directivas claras sobre cómo debe celebrarse la liturgia, y estas deben seguirse sin excepción. La fidelidad a las leyes de la Iglesia no es opcional, es obligatoria. Los fieles no merecen nada menos que la celebración verdadera y reverente de los misterios de nuestra fe.

4. A nuestros obispos, los principales liturgistas de sus diócesis, les encomendamos solemnemente: tomen medidas inmediatas y decisivas para corregir estos abusos. Los fieles esperan de ustedes liderazgo, y es su sagrado deber asegurar que la liturgia en su diócesis se lleve a cabo con la dignidad y reverencia que exige. Como se afirma en las leyes universales de la Iglesia, “Al Obispo diocesano, en la Iglesia a él confiada y dentro de los límites de su competencia, le corresponde dar normas obligatorias para todos sobre materia litúrgica” (Canon 838 §4). Donde sea necesario, se deben emplear medidas penales para hacer que los sacerdotes infractores rindan cuentas, haciéndoles comprender la gravedad de sus acciones y disuadiendo a otros de cometer delitos similares. Los directores diocesanos de liturgia y los vicarios foráneos (decanos) deben colaborar estrechamente con sus obispos en esta sagrada tarea. Es imperativo que trabajen juntos para asegurar que los sacerdotes dentro de sus jurisdicciones se adhieran estrictamente a las directivas de la Iglesia. Este esfuerzo colaborativo es esencial para mantener la unidad y santidad de nuestro culto litúrgico.

5. A nuestros sacerdotes les decimos: A Ustedes se les ha confiado la sagrada responsabilidad de celebrar los misterios de nuestra fe. Esta no es una responsabilidad que se pueda tomar a la ligera, ni que permita interpretaciones personales. La Constitución sobre la Sagrada Liturgia del Concilio Vaticano II nos recuerda que “La santa madre Iglesia desea ardientemente que se lleve a todos los fieles a aquella participación plena, consciente y activa en las celebraciones litúrgicas que exige la naturaleza de la Liturgia misma” (SC, 14). Esto sólo se puede lograr cuando la liturgia se celebra con el decoro, la reverencia y la fidelidad que exige. Los abusos y las desviaciones de la forma prescrita no sólo son inaceptables, sino que son un grave perjuicio para los fieles y para la Iglesia.

6. En conclusión, renovemos todos nuestro compromiso con la celebración adecuada y fiel de la liturgia. La liturgia es un anticipo del banquete celestial, un encuentro sagrado con lo divino, y debe realizarse siempre con la máxima solemnidad y reverencia. Cualquier acción que disminuya este encuentro sagrado debe ser condenada y corregida con la seriedad que merece. Extendemos nuestra sincera gratitud a todos los sacerdotes que, en su celebración de la liturgia, permanecen fieles a las enseñanzas y tradiciones de la Iglesia. Su compromiso con la reverencia, el decoro y la fidelidad sostiene la santidad de nuestro culto y sirve como un brillante ejemplo para todos. Que nuestras celebraciones litúrgicas reflejen siempre la belleza, el orden y la santidad que deben transmitir, acercando a los fieles al misterio de Cristo; y que nuestra Señora, asunta al cielo, interceda por nosotros para que seamos fieles a las enseñanzas de su Hijo y de la Iglesia. Amén.

Dado este Día Quince de Agosto del Año del Señor Dos Mil Veinticuatro, en la Solemnidad de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María.

+Lucius Iwejuru Ugorji
Arzobispo de Owerri
Presidente CBCN

+Donatus Aihmiosion Ogun, OSA
Obispo de Uromi
Secretario CBCN

+Augustine Ndubueze Echema
Obispo de Aba
Presidente del Comité de Liturgia CBCN