Tuesday, September 30, 2025

“¡Papa, Mi Bendición!”

El toque tierno durante la Misa del pasado Domingo en el atrio de la Basilica de San Pedro en el Vaticano con ocasión del Jubileo de los catequistas lo puso una niña pequeña que logró acercarse al Papa para que le diera la bendición. Aquí su historia, como la cuenta el periódico El Tiempo de Colombia, Sep-29-2025.

Sara, la niña colombiana que pasó la seguridad del Vaticano para cumplir su sueño de recibir la bendición del papa León XIV

La colombiana Sara Lia Monguí, de cuatro años, sorprendió en Roma al lograr que el papa León XIV la mirara, sonriera y le diera su bendición.

Alejandra López Plazas
PERIODISTA DE CIENCIA
29.09.2025


El pasado fin de semana, en medio de las solemnes celebraciones del Jubileo en el Vaticano, una escena enternecedora conmovió a los presentes. Al finalizar los actos litúrgicos y en medio de un estricto protocolo de seguridad, una voz infantil rompió el silencio: “¡Papa, mi bendición!”. Quien gritaba era Sara Lia Monguí Rodríguez, una niña colombiana de cuatro años, que con insistencia y alegría logró un sueño que había perseguido en sus cortos años de vida: acercarse al papa León XIV y recibir de él la bendición que soñaba desde hacía años.

La historia de este encuentro se teje con la paciencia de un anhelo infantil y la fe profunda de una familia. Su padre, Leonardo Monguí Casas, recuerda los detalles. “Fue un momento muy emotivo —cuenta—, porque era nuestra última oportunidad en estos jubileos de que Sara lograra su sueño”.

Tres intentos antes del milagro

La familia Monguí Rodríguez, residente en Puerto Colombia, Atlántico, viajó a Roma como parte de su compromiso con el Instituto Fe y Vida, un ministerio lasallista que trabaja con jóvenes latinos en Estados Unidos y Latinoamérica a través de la Biblia Católica para Jóvenes. Han acompañado durante años a grupos de adolescentes y catequistas en las grandes celebraciones jubilares, y en esa labor han llevado a Sara. En este jubileo 2025, la niña ya había intentado acercarse al papa. Primero lo hizo con Francisco, en el jubileo de los adolescentes, aunque el pontífice falleció antes de que iniciara la celebración oficial. “Aun así, el Domingo de Pascua alcanzó a verlo frente a ella y a tomarse la foto que quería”, recuerda Leonardo. Luego vino el jubileo de los jóvenes, en el que lo intentó de nuevo sin éxito.

El tercer intento se dio este mes, en el jubileo de los catequistas. Gracias al gesto de una delegación amiga, la familia pudo ubicarse en primera fila, cerca del altar. Esa posición fue clave para lo que sucedería después.

'Papa, mi bendición'

En un primer momento, a la llegada del papa León XVI al recinto, con Sara en primera fila y gracias a que el personal de seguridad le permitió acercarse un poco más con la esperanza de que el Santo Padre la saludara, Sara vio cumplido su deseo de estrechar la mano del pontífice: "Ella nos miró, nos dijo que quería ir, dijo chau papá, chau mamá y salió corriendo. Fue con la alegría que la caracteriza, con la alegría que siempre se acerca a todos los que se encuentra en el camino en el trabajo misionero que hacemos nosotros. Regresó aún más feliz" recuerda su padre que añade que la niña se sintió escuchada y atendida en su única petición, que fue recibir su bendición.

Luego, cuando la misa llegaba a su fin cuando Sara, impaciente, alzó su voz: “¡Papa, mi bendición!”. La súplica, cargada de inocencia y determinación, detuvo al papa León XIV en seco. El pontífice, sorprendido, giró su rostro hacia la niña, le sonrió y, tras besar el altar, continuó el rito. Sara no se dio por vencida: “¡Papa León, mi bendición!”, repitió con más fuerza. Esta vez, él se inclinó hacia ella, extendió la mano y le regaló el gesto que ella tanto esperaba: la bendición personal, una caricia espiritual que la hizo regresar a los brazos de sus padres con el rostro iluminado.

“Lo más especial para ella fue que él le pusiera las manos sobre la cabeza”, recuerda su padre. “Eso fue lo que más le gustó en sus propias palabras”.

Sara cursa Jardín en el Colegio San Francisco, en Puerto Colombia. Sus padres la describen como una niña sociable, incapaz de estar sola, siempre en busca de compañía y conversación. Pero también es una pequeña con una fe que sorprende a quienes la rodean. Esa autenticidad fue la que llevó a su padre a confiar en que, aunque rompiera un poco el protocolo, Sara debía seguir su impulso. “Mi esposa estaba llorando, yo estaba pendiente de lo que iba a pasar, porque sabíamos que estaba rompiendo un poco la seguridad. Pero al final fue el recorrido de una niña auténtica, que cree mucho”, explica.

Una bendición compartida

Para los padres, el momento significó algo más que un simple saludo papal. Fue la realización de un deseo profundo y la confirmación de que los sueños de los niños también son dignos de escucharse. “Fue un verdadero milagro —dice Leonardo—. Algo que parecía lejano y que, a través de Sara, se convirtió en una bendición recibida también para nosotros como familia”.

El gesto del papa León XIV no pasó inadvertido. Para el padre de Sara, hubo algo genuino en la sonrisa del pontífice cada vez que la miraba. “No fue la sonrisa protocolaria. Creo que fue sincera, de alguien sorprendido por una niña que casi exigía su bendición con una fe desbordante”. La historia de Sara no se entiende sin el trabajo de sus padres en el Instituto Fe y Vida. Desde 1994, esta organización ha formado líderes juveniles y pastorales en Estados Unidos, especialmente entre migrantes hispanos. Hoy, su alcance se extiende a toda Latinoamérica, con un ministerio bíblico que ha difundido la Biblia Católica para Jóvenes en más de dos millones de copias, traducida a varios idiomas.

En medio de esas tareas, Leonardo y su esposa Angélica han procurado integrar siempre a su hija. “Muchas veces viajo con ella para no dejarla sola y porque también se involucra en el trabajo misionero. Estos jubileos fueron parte de ese acompañamiento, y ahora con el jubileo de los migrantes que empieza esta semana, sentimos que cerramos una etapa muy especial”.

Misa De Navidad 2025 A Las 22 Horas

La Oficina para las Celebraciones Litúrgicas Pontificas publicó hoy el calendario de celebraciones presididas por León XIV para los meses de Noviembre y Diciembre de 2025, y Enero de 2026. Este año la celebración de la Misa de Navidad regresa a las 22:00 horas, tiempo de Roma, que era la hora utilizada durante el pontificado de Benedicto XVI. En 2024 esa misma celebración se realizó a las 19:00 horas, entre 2020 y 2023 se realizó a las 19:30, y en los años precedentes a las 21:30. Lo de su hora original, la medianoche, quién sabe para cuándo.