Información de agencia ANSA, Oct-21-2025. Traducción de Secretum Meum Mihi.
Follow @SECRETUMMEUMLas parejas divorciadas y vueltas a casar por lo civil en una segunda unión pueden recibir la comunión en la iglesia “solo si no tienen relaciones sexuales”.
El cardenal holandés Willem Jacobus Eijk, arzobispo de Utrecht, reitera un principio firme del catolicismo conservador, que el papa Francisco intentó mitigar o atenuar en la exhortación Amoris Laetitia, abriendo la puerta a un discernimiento caso por caso sobre la posibilidad de ofrecer la hostia también a las parejas divorciadas y vueltas a casar.
“El tema de los divorciados y vueltos a casar es una dificultad de frecuente debate hoy —dijo el cardenal Eijk esta tarde en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, respondiendo a una pregunta durante la presentación de su libro “El vínculo del amor. Matrimonio y ética sexual”—. En el número 84 de la Familiaris Consortio de Juan Pablo II, se dice que en ese caso se debería prescindir de actos sexuales. ¿Por qué? Porque el matrimonio civil no es un vínculo regular, no es un matrimonio válido, si el vínculo del primer matrimonio es todavía válido. Este es el problema”.
“Hay personas que viven en esta situación, pero asisten a la iglesia y también desean recibir los sacramentos. Esto es naturalmente difícil”, observó Eijk, uno de los cardenales con posiciones conservadoras e inflexibles en materia de moral sexual y que más se opuso a las reformas del papa Bergoglio, suscribiendo también las ‘dubia’ sobre Amoris Laetita. “Cristo se dona totalmente a nosotros en el sacramento de la Eucaristía —enfatizó—, y por nuestra parte también debe haber una donación total a él. Y si esto falta en el matrimonio, no se puede recibir la comunión”.
“Naturalmente, las personas que viven en una relación así son muy bienvenidas en la Iglesia, sin duda —admitió—. Pueden participar en nuestra liturgia, incluso en nuestras actividades caritativas. Pero no pueden recibir la comunión por el motivo que he dicho”. “En Holanda hacemos así —añadió Eijk—. Estas personas también pueden acercarse al sacerdote durante la celebración eucarística, pero con los brazos cruzados sobre el pecho, y pueden recibir la bendición. Debo decir que en muchos casos esto funciona, esto alivia un poco la sensación de exclusión; parece una solución satisfactoria: nosotros también podemos acercarnos al sacerdote, podemos avanzar durante la celebración eucarística como los demás, no tenemos que quedarnos en nuestros asientos, pero podemos venir y recibir una bendición”.
“Hemos siempre bendecido también a los pecadores en la iglesia. Esta sería mi solución”, concluyó el arzobispo de Utrecht.