Wednesday, May 14, 2025

León XIV: ¡Recuperar El Sentido Del Misterio, Tan Vivo En Sus Liturgias!

Discurso de León XIV a los participantes en el Jubileo de las Iglesias Orientales, May-14-2025, Aula Paulo VI en el Vaticano (aparte).

Deseo citar también al Papa León XIII, que fue el primero en dedicar un documento específico a la dignidad de sus Iglesias, dada ante todo por el hecho de que «la obra de la redención humana comenzó en Oriente» (cf. Lett. ap. Orientalium dignitas, 30 de noviembre de 1894). Sí, ustedes tienen «un papel único y privilegiado, por ser el marco originario de la Iglesia primitiva» (San Juan Pablo II, Carta. ap. Orientale Lumen, 5). Es significativo que algunas de sus liturgias —que estos días están celebrando solemnemente en Roma según las diversas tradiciones— sigan utilizando la lengua del Señor Jesús. Pero el papa León XIII hizo un sentido llamamiento para que «la legítima variedad de la liturgia y la disciplina oriental [...] redunde en [...] gran decoro y utilidad de la Iglesia» (Lett. ap. Orientalium dignitas). Su preocupación de entonces es muy actual, porque en nuestros días muchos hermanos y hermanas orientales, entre los que se encuentran varios de ustedes, obligados a huir de sus territorios de origen a causa de la guerra y las persecuciones, de la inestabilidad y de la pobreza, corren el riesgo, al llegar a Occidente, de perder, además de su patria, también su identidad religiosa. Así, con el paso de las generaciones, se pierde el patrimonio inestimable de las Iglesias orientales.

Hace más de un siglo, León XIII señaló que «la conservación de los ritos orientales es más importante de lo que se cree» y, con este fin, prescribió incluso que «cualquier misionero latino, del clero secular o regular, que con consejos o ayudas atraiga a algún oriental al rito latino» sea «destituido y excluido de su cargo» (ibíd.). Acogemos el llamamiento a custodiar y promover el Oriente cristiano, sobre todo en la diáspora; aquí, además de erigir, donde sea posible y oportuno, circunscripciones orientales, es necesario sensibilizar a los latinos. En este sentido, pido al Dicasterio para las Iglesias Orientales, al que agradezco su trabajo, que me ayude a definir principios, normas, y directrices a través de los cuales los pastores latinos puedan apoyar concretamente a los católicos orientales de la diáspora, y a preservar sus tradiciones vivas y a enriquecer con su especificidad el contexto en el que viven.

La Iglesia los necesita. ¡Cuán grande es la contribución que el Oriente cristiano puede darnos hoy! ¡Cuánta necesidad tenemos de recuperar el sentido del misterio, tan vivo en sus liturgias, que involucran a la persona humana en su totalidad, cantan la belleza de la salvación y suscitan asombro por la grandeza divina que abraza la pequeñez humana! ¡Y cuán importante es redescubrir, también en el Occidente cristiano, el sentido del primado de Dios, el valor de la mistagogia, de la intercesión incesante, de la penitencia, del ayuno, del llanto por los propios pecados y de toda la humanidad (penthos), tan típicos de las espiritualidades orientales! Por eso es fundamental custodiar sus tradiciones sin diluirlas, tal vez por practicidad y comodidad, para que no se corrompan por un espíritu consumista y utilitarista.

Sus espiritualidades, antiguas y siempre nuevas, son medicinales. En ellas, el sentido dramático de la miseria humana se funde con el asombro por la misericordia divina, de modo que nuestras bajezas no provocan desesperación, sino que invitan a acoger la gracia de ser criaturas sanadas, divinizadas y elevadas a las alturas celestiales. Necesitamos alabar y dar gracias sin cesar al Señor por esto. Con ustedes podemos rezar las palabras de San Efrén el sirio y decir a Jesús: «Gloria a ti, que hiciste de tu cruz un puente sobre la muerte. […] Gloria a ti, que te revestiste del cuerpo mortal y lo transformaste en fuente de vida para todos los mortales» (Discurso sobre el Señor, 9). Es un don que hay que pedir: saber ver la certeza de la Pascua en cada tribulación de la vida y no desanimarnos recordando, como escribía otro gran padre oriental, que «el mayor pecado es no creer en las energías de la Resurrección» (San Isaac de Nínive, Sermones ascéticos, I, 5).

Piense Usted, amable lector, si León XIV no se estuviera refiriendo a las liturgias de las Iglesias Orientales sino al Rito Latino. Que dijera que, por decir cualquier cosa, va “a definir principios, normas, y directrices a través de los cuales los pastores latinos puedan apoyar concretamente a los católicos” vinculados al Rito Latino tradicional, es decir, previo a la deconstrucción reforma de 1970. O que dijera sobre el Rito Latino tradicional, por decir también cualquier cosa, que “es fundamental custodiar sus tradiciones sin diluirlas, tal vez por practicidad y comodidad, para que no se corrompan por un espíritu consumista y utilitarista”.

Explicación Oficial Del Escudo Y Lema De León XIV

Información de Vatican News, May-14-2025.

El significado del escudo pontificio de León XIV

La explicación oficial del escudo y lema del Pontífice ha sido publicada por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, en la que, en particular, emerge un corazón ardiente atravesado por una flecha y sostenido por un libro, emblema de la Orden Agustiniana, que representa simbólicamente las palabras de San Agustín recogidas en el noveno libro de las Confesiones: «Has herido mi corazón con tu amor».

Tiziana Campisi – Ciudad del Vaticano


Un lirio de plata y un corazón ardiente atravesado por una flecha y sostenido por un libro destacan en el escudo de armas de León XIV, “un escudo estampado con una mitra de plata, adornado con tres bandas de oro”. Así lo ha anunciado la Oficina de Prensa de la Santa Sede, que ha publicado la explicación oficial del escudo del 267º Pontífice, elaborada por el vicepresidente del Instituto Heráldico Genealógico Italiano, el padre Antonio Pompili.

El lirio y el corazón

El escudo del Papa, "sostenido por las llaves petrinas", atado por un cordón rojo, está dividido en dos partes, una con fondo azul, "un color que recuerda las alturas de los cielos y se caracteriza por su valor mariano, símbolo clásico en referencia a la Santísima Virgen María, el lirio ( flos florum )", la otra "en tonos marfil", un color que "puede leerse como símbolo de santidad y pureza", donde "destaca el emblema de la Orden Agustiniana", el corazón atravesado por una flecha colocado sobre un libro. “Esta figura representa simbólicamente las palabras de san Agustín recogidas” en las Confesiones (libro noveno, 2,3 ed. ): “' Sagittaveras tu cor meum charitate tu a', 'Has herido mi corazón con tu amor'”, especifica el padre Pompili.

El emblema de los agustinos

El corazón representado en el escudo papal es un “elemento” que “ha estado siempre presente en el emblema de los agustinos” desde el siglo XVI, “incluso con diferentes variantes, como la presencia del libro que simboliza la Palabra de Dios capaz de transformar el corazón de todo hombre, como fue para Agustín”. Además, el vicepresidente del Instituto Heráldico Genealógico Italiano aclara que "el libro también recuerda las obras iluminadas que el Doctor de la Gracia ha donado a la Iglesia y a la humanidad".

En el único Cristo somos uno

En cuanto al lema « In Illo uno unum » («En un solo Cristo somos uno»), estas son las palabras pronunciadas por San Agustín en un sermón ( Exposición al Salmo 127,3 ). Con esta expresión, el gran Padre de la Iglesia pretende especificar que «aunque los cristianos somos muchos, en un solo Cristo somos uno».


Entradas Relacionadas: Este Es El Escudo De Armas Y El Lema De León XIV.

Estuvimos Cercanos A Tener Un Papa “Agustín”, ¿Por Qué No Se Dio?

El cardenal Fernando Filoni, quien durante el reciente cónclave resultó sorteado para el papel de escrutador en la cuarta y última votación, en entrevista con Il Fatto Quotidiano, May-14-2025, reveló que el cardenal Prevost estuvo a punto de escoger el nombre “Agustín” como nombre pontificio, pero finalmente se decantó por el ahora conocido, León XIV. Traducimos el aparte pertinente de la entrevista.

¿Le sorprendió la elección del nombre?

En un cierto sentido, sí, porque, aunque uno se pregunta qué nombre adoptará, la elección de León fue sorprendente para todos, pero él mismo dio una explicación clara. Evidentemente lo había pensado porque dijo que se sentía muy inspirado por el papa León Magno que ha sido un gran pontífice del siglo V, cuando un poco las invasiones barbáricas mantenían en una dura prueba la ciudad y él trabajó para salvar Roma de la destrucción. Más tarde, también pensó en León XIII, porque fue él quien, en la época del gran cambio de la Revolución industrial, se preocupó por el trabajo y la dignidad de la persona. Y dijo que este sería uno de los aspectos más importantes de su pontificado: la atención a la dignidad humana, porque sin trabajo, la dignidad humana se pierde. Entonces, estos son dos aspectos, pero también recordó que en Carpineto Romano hay un gran colegio agustino y, naturalmente, él conocía un poco esta figura de León XIII. Inicialmente también había considerado la posibilidad de llamarse Agustín, pero, al final, pensó que sería mejor llamarse León.