“No hablen de esto a los periodistas”, era la curiosa frase atribuida a Francisco por el corresponsal de La Croix en el Vaticano, Loup Besmond de Senneville, hablando sobre la reunión a puerta cerrada que tuvo Francisco con los obispos italianos en la inauguración de la 79ª asamblea de la CEI, celebrada en el Vaticano desde el 20 y hasta el 23 de Mayo de 2024. Lo que no sabíamos era que en esa conversación usó lenguaje no propio de un Papa, es más, ni siquiera propio para una persona del corriente medianamente instruida.
Hablando sobre este asunto más temprano con una persona, nosotros argumentabamos que iban a salir los pretorianos de Francisco en la prensa a justificarlo de alguna manera ó, en el peor de los casos, a negar que eso haya sido cierto. Pues bien, aquí presentamos uno de esos reportes en los cuales uno de los barra-brava de Francisco lo adjudica al desconocimiento del italiano de Francisco.
Artículo de ABC, May-27-2024.
Follow @SECRETUMMEUMEl Papa Francisco pide a los obispos que no ordenen a homosexuales para que no sean sacerdotes con doble vida
El Papa Francisco: «Hay demasiado ambiente marica en ciertos seminarios»
Pide a los obispos italianos que no ordenen a personas homosexuales para que no sean sacerdotes con doble vida
JAVIER MARTÍNEZ-BROCAL | Corresponsal en el Vaticano
27/05/2024
El Papa Francisco ha solicitado a los obispos italianos que no ordenen sacerdotes ni admitan en el seminario a personas homosexuales. Se lo ha pedido a puerta cerrada, en un encuentro en el que ha usado un tono bastante coloquial que ha incluido una expresión poco delicada: «Creo que hay demasiada mariconería en ciertos seminarios», habría dicho. Y a la vez que les ha rogado que «acompañen» con «respeto y delicadeza» a los candidatos rechazados, les ha confiado que «por experiencia» piensa que es mejor que no entren en el seminario y no se conviertan en sacerdotes.
Naturalmente, el Papa, que no habla el idioma de Dante como lengua nativa, no era consciente de que la palabra italiana «frociaggine» es muy ofensiva. En su familia hablaba el dialecto piamontés, no el italiano.
Lo que el Papa Francisco les dice coincide con lo que establece la «Instrucción» preparada por el Vaticano en 2005 y confirmada por él mismo en 2016. «La Iglesia no puede admitir al seminario y a las órdenes sagradas a quienes practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas o sostienen la así llamada cultura gay», recita el texto.
Entre los motivos que explican esa decisión está el de evitar condicionamientos, de forma que nadie elija ser sacerdote para escapar de su propia condición sexual. La idea, explica la instrucción, es que el sacerdote esté capacitado «para situarse en una relación correcta con hombres y mujeres, desarrollando en él un verdadero sentido de la paternidad espiritual en relación con la comunidad eclesial que le será confiada».
Temas infiltrados
La conversación del Papa Francisco con los obispos italianos tuvo lugar el pasado lunes 20 de mayo en el Vaticano. Se trató de un intercambio de impresiones a puerta cerrada, pero dos medios de comunicación, el francés «La Croix» y el italiano «Repubblica», han filtrado algunos de los temas que afrontaron. Aunque Francisco no pertenece a la Conferencia Episcopal Italiana, como obispo de Roma es primado de la Iglesia italiana y por eso suele reunirse una vez al año con los obispos de este país, justo antes de su Asamblea general.
Durante el encuentro, uno de los obispos le preguntó qué debe hacer si un hombre «declaradamente homosexual» solicita entrar en el seminario. Precisamente, en otoño elaboraron un nuevo reglamento sobre la admisión de seminaristas y el texto está siendo revisado por el Vaticano para su eventual aprobación. Francisco habría respondido que «es mejor no ordenar a alguien con esta tendencia». Basándose en experiencias que conoce de primera mano, les ha dicho que es mejor arriesgarse a «perder una vocación» aplicando este criterio, que afrontar los «problemas» causados por tales situaciones. Ha explicado que le preocupa que acaben llevando una doble vida, continuando con la práctica de la homosexualidad, y sufriendo ellos mismos por el disimulo.
También les ha pedido que cuando tomen esta decisión, «acompañen» lo mejor posible a los jóvenes rechazados. En ese contexto les alertó de que percibe «demasiado ambiente marica en seminarios» de Italia.
Desde que inició su pontificado, el Papa ha combatido toda discriminación injusta contra personas homosexuales, también en la participación en los sacramentos. Por ejemplo, se mostró favorable a normas jurídicas que doten de garantías en cuestiones como herencia o atención médica a parejas homosexuales, a que sus hijos sean bautizados o a que ellos reciban atención espiritual y no se dé la impresión de que han sido expulsados de la Iglesia.
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