Concede muy pocas entrevistas, y hoy ha sido una de las excepciones, a lo mejor fue su forma particular de celebrar sus 75 años, los cuales cumple hoy; y no, no estamos esperando que le acepten la renuncia que por protocolo debe ya haber presentado. Es el cardenal Arthur Roche, prefecto del Dicasterio para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, quien concedió una entrevista para The Catholic Herald. La respuesta que más nos llama la atención es la última, que parece como si fuera una composición de diferentes declaraciones realizadas por diferentes personas, una especie de respuesta Frankestein. Habla de “Novus Ordo” como haciendo una concesión graciosa a los que distinguen, usando una expresión de Paulo VI, entre la liturgia previa a 1970 y la actual; también habla de “Forma Extraordinaria”, cosa que se nos insistió fuertemente ya no podía existir desde la promulgación de Traditionis Custodes en 2021, artículo 1°; niega ser contrario a la Misa en latín, a sabiendas que fue él quien después de Traditionis Custodes obtuvo la aprobación de Francisco para publicar en Diciembre de 2021 unas Responsa Ad Dubia que daba un giro de tuerca más a lo que ya estaba establecido con el motu proprio, y además eufemísticamante para justificarse dice que celebra diario la Misa en latín, pero agregando que es “la Misa Novus Ordo”. Ahora, no sabemos si se trate de una precaución ahora que estamos en el fin de un pontificado, es decir, comenzó él también a desmarcarse de a poco del actual, no sea que en un futuro cónclave le juegue en contra y lo identifiquen como bergogliano.
Esta es nuestra traducción de la llamativa respuesta (con adaptaciones).
Follow @SECRETUMMEUMCatholic Herald: Uno de los fenómenos que se ha hecho evidente en la Iglesia moderna es la devoción que tienen los jóvenes a la Misa Tradicional en latín, el Misal Romano de 1962 promulgado por el Papa Juan XXIII. ¿Qué consejo daría a aquellos que quieren seguir siendo miembros fieles de la Iglesia y aman la Misa en latín, pero se sienten restringidos para asistir?
Cardenal Roche: Por supuesto, es bueno que la gente quiera ser parte de la Iglesia, y no hay ninguna razón por la que no puedan hacerlo. No hay nada malo en asistir a la Misa celebrada con el Misal de 1962. Eso ha sido aceptado desde la época del Papa San Juan Pablo II, el Papa Benedicto y ahora el Papa Francisco.
Lo que el Papa Francisco dijo en Traditionis Custodes es que no es la norma. Por muy buenas razones, la Iglesia, a través de la legislación conciliar, decidió alejarse de lo que se había convertido en una forma demasiado elaborada de celebrar la Misa.
Cuando estaba en la escuela, solía servir la Misa, y el sacerdote me decía: “Recuerda, muchacho, son 20 minutos, de abismo a abismo”. Lo que quería decir era que, tan pronto como se pusiera el amito alrededor del cuello, yo debía empezar a contar los minutos hasta que se lo quitara al final de la Misa. Si, por casualidad, llegaba al último Evangelio a los 15 minutos, yo tenía que tirar de la parte de atrás de su casulla. Era una especie de escrúpulo, supongo, pero algo muy diferente de lo que la gente experimenta en la Forma Extraordinaria hoy.
Una de las cosas que me ha resultado muy interesante es observar esta situación en todo el mundo. Los números devotos de la Misa Tradicional en latín son, en realidad, bastante pequeños, pero algunos de los grupos son bastante clamorosos. Son más notables porque hacen oír su voz.
Otro punto importante es que una de las principales reformas del Concilio Vaticano II fue en Dei Verbum, que reconoció que las Escrituras debían convertirse cada vez más en parte de la dieta diaria de cada Cristiano Católico.
En el leccionario del Novus Ordo, hay un ciclo de tres años para los Domingos y un ciclo de dos años para las lecturas de los días de semana. En el misal de 1962 hay un porcentaje mucho menor de lecturas bíblicas que en el misal más nuevo.
Lo que me interesa es por qué la gente se enoja cuando otros celebran la Misa Tridentina. Creo que esto ha sido un error. El obispo Wheeler, de la diócesis de Leeds, insistió en que se celebrara una Santa Misa en latín según el Novus Ordo al menos una vez cada Domingo en cada decanato. Eso demostró una considerable sabiduría.
Desde mi perspectiva, la celebración de la Eucaristía, en cualquier misal que se utilice, debe ser muy noble y estar marcada por una noble sencillez.
A menudo oigo a la gente decir: “El cardenal Roche está en contra de la Misa en Latín”. Bueno, si supieran que la mayoría de los días celebro la Misa en latín porque es el idioma común para todos nosotros aquí. Es la misa del Novus Ordo en latín. Me formaron como monaguillo hasta los 20 años, sirviendo en la Forma Tridentina.