No se crea Usted que el artículo que traducimos abajo está confinado solamente al ámbito de la Iglesia en Francia. Se trata de más desarrollos a raíz de una reciente información aparecida en el periódico La Croix que habla de la supuesta intención del Vaticano de prohibir la celebración de la Misa Tridentina en la peregrinación anual a Chartres.
Artículo de Le Figaro, Dic-13-2024. Traducción de Secretum Meum Mihi.
Follow @SECRETUMMEUMRumores y tensiones en torno a las misas en latín
Por Jean-Marie Guénois
El rito celebrado durante la peregrinación a Chartres es objeto de crispaciones entre Roma y los tradicionalistas franceses.
Mientras el Papa Francisco llega a Córcega este domingo 15 de diciembre para celebrar la piedad popular en la Iglesia, un insistente rumor recogido por el diario La Croix agita a la comunidad católica tradicionalista: la misa según el antiguo rito, conocido como de San Pío V, podría ser «prohibida» por Roma durante la próxima peregrinación cristiana a Chartres, programada del 7 al 9 de junio de 2025. Esta misa en latín suele celebrarse durante esta reunión de la que la última edición reunió a cerca de 18.000 peregrinos que partieron de la iglesia de Saint-Sulpice en París.
Según nuestras informaciones, tras investigaciones en Roma y París, a la fecha no existe ningún documento al respecto. Ni el Vaticano ni el Dicasterio del Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos han enviado una carta sobre este tema a la Conferencia de Obispos de Francia, a la diócesis de Chartres ni a los organizadores de la peregrinación de [Nuestra Señora de la] Cristiandad. El rumor se basa en comentarios informales emanados de una instancia romana que mencionó las normas actuales sin llegar a indicar ninguna conclusión definitiva.
En realidad no hay nada decidido. Ciertos responsables eclesiásticos en Francia y el Vaticano quieren más firmeza en la aplicación de las nuevas normas emitidas por Roma. Un rescripto del 21 de febrero de 2023 impone así «obligatoriamente» a todo obispo conceder únicamente a un sacerdote la autorización para celebrar según el rito antiguo con la luz verde de la Santa Sede. El obispo local tenía esta libertad, pero ya no la tiene. Muchos obispos y cardenales, en Francia y Roma, consideran que tal prohibición de la peregrinación a Chartres sería un error pastoral a largo plazo. Existe, por tanto, una línea divisoria eclesial sobre el tema.
¿Qué piensa quien decidirá, el Papa Francisco? Algunos piensan que será prudente. La unidad de la Iglesia está en juego Si este Papa combate abiertamente el fenómeno tradicionalista, está claro que esta familia de la Iglesia no cesa de crecer, en particular después del 16 de junio de 2021. Ese día, Francisco publicó un motu proprio « Traditionis custodes» limitando drásticamente el uso de esta misa. Abrogó el motu proprio « Summorum Pontificum» firmado por su predecesor Benedicto XVI el 7 de julio de 2007, decisión de la que no había informado al Papa emérito. El Papa alemán, por el contrario, había liberalizado el rito tridentino a título de «extraordinario», quedando la Misa, conocida como Misa de Pablo VI, como única norma «ordinaria» del catolicismo.
Difícil saber qué planea hacer Francico. Del lunes al miércoles próximo, responsables de la Conferencia Episcopal de Francia realizarán una visita anual al Vaticano. Deberían reunirse con el Papa. Esta cuestión, entre otras, estará sobre la mesa. El propio Francisco tal vez hable de ello con la prensa cuando regrese de Córcega el domingo por la tarde. Por último, en Roma se dice que el Papa se negó el verano pasado a firmar un documento que prohibía pura y simplemente la posibilidad de celebrar misa en todas partes según el rito antiguo. Por ahora, otros hechos objetivos alimentan el análisis. A pesar del rescripto de febrero de 2023, las dos últimas ediciones de la peregrinación de [Nuestra Señora de la] Cristiandad pudieron celebrar la misa antigua, incluso en la catedral de Chartres, punto de llegada de la marcha. Segundo hecho, si el rescripto exige que el obispo local presente a Roma la autorización para conceder a un sacerdote la celebración según el rito antiguo, el texto precisa que la decisión debe ser «evaluada, según el caso».
Una excepción puntual
Como tal, un status quo no deseable para Chartres, aunque sólo sea como una única excepción que confirmaría la regla. Suficiente para evitar una posible escalada de solicitudes de la comunidad tradicionalista, en realidad la única parte de la Iglesia que habla mucho de ello. Por el contrario, el silencio de la institución sobre el tema subraya una profundo embarazo.
En efecto, según todas las fuentes consultadas, en Francia y Roma, otros tres problemas han agudizado las tensiones. El primero es eclesial. No es lo mismo celebrar una misa según un ritual que Francisco desaprueba en una catedral, sede oficial del obispo designado por el Papa, que celebrar este rito en una pequeña iglesia rural. Sin embargo, este es el caso en Chartres durante esta peregrinación. Los organizadores ya saben que en 2025 las puertas de la nueva Notre-Dame de París se les cerrarán para la misa de despedida, como desde el incendio, y que partirán de nuevo desde la iglesia de Saint-Sulpice. En los últimos meses, el Vaticano también ha prohibido sistemáticamente cualquier misa de este tipo en las pocas catedrales que la habían solicitado.
El segundo problema es mediático. Resulta que con cerca de 18.000 inscritos en 2024 y muchos rechazados por falta de plazas, la peregrinación de [Nuestra Señora de la] Cristiandad se ha convertido en un acontecimiento nacional e internacional. Lo que asusta a ciertas autoridades eclesiales que veían este movimiento sofocado con el motu proprio de 2021. Sin embargo, está sucediendo todo lo contrario: los organizadores estiman que la mitad de los participantes tendría «menos de 20 años». Según la misma fuente, las parroquias tradicionalistas están en pleno apogeo, con un crecimiento del 10 al 20%, según la ubicación, desde 2021.
El tercer problema, el clerical, es sin duda el que crea más tensiones. Resulta que la Iglesia pide a los organizadores de la peregrinación que acepten que se ofrezcan misas, llamadas de Pablo VI según la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, a los peregrinos que no todos están familiarizados con el rito antiguo. Lo que los organizadores rechazan. Para ellos, la misa antigua es el ADN de la peregrinación. Esto molesta cada vez más a los obispos que esperan al menos reciprocidad: «No tienen la tolerancia para con el nuevo rito que a nosotros nos exigen para con el antiguo rito», comenta uno de ellos.