“Yo estoy haciendo lo posible para que llegue a los altares”, dijo recientemente Francisco refiriéndose a Arrupe en su conversación con los jesuitas en Singapur, y tal parece que lo imposible también.
Esta es una información de agencia Europa Press, Oct-30-2024.
Follow @SECRETUMMEUMROMA 30 Oct. (EUROPA PRESS) - El Tribunal del Vicariato de Roma ha cerrado la fase instructora de la causa de canonización del sacerdote jesuita español, Pedro Arrupe, quien fue Prepósito general de la Compañía de Jesús entre 1965 y 1983, concluyendo de este modo la fase diocesana del proceso.
Según ha informado el Vicariato de Roma, órgano competente para iniciar la causa de beatificación ya que es la ciudad donde falleció Arrupe el 5 de febrero de 1991, la causa de beatificación se abrió el pasado 5 de febrero de 2019 y concluirá el 14 de noviembre con la sesión de clausura de la investigación diocesana a las 12:00 en el Aula de la Conciliación, habilitada para el Tribunal en el Palacio Apostólico Lateranense.
La ceremonia estará presidida por el Vicario, el arzobispo Baldo Reina. Con el cierre de esta primera etapa se abrirá ahora de forma oficial el camino hacia la llamada 'positio' que requiere un resumen de los testimonios recogidos y la elaboración de una biografía con las virtudes heroicas del Siervo de Dios. El material que se elabore pasará después al Dicasterio para las Causas de los Santos que nombrará un relator.
Arrupe nació en Bilbao, el 14 de noviembre de 1907. Completó sus estudios de medicina en Madrid, durante los cuales tomó la decisión de hacerse jesuita. Entró en el noviciado en 1927, y al final de su formación fue enviado a Japón como misionero. Convertido en maestro de novicios, se encontraba en Hiroshima cuando el 6 de agosto de 1945 cayó la bomba atómica sobre la ciudad. Para ayudar a la población, convirtió el noviciado en un hospital de campaña y, gracias a su formación médica, consiguió socorrer a muchos heridos.
En 1965 fue elegido Superior General de la Compañía de Jesús, acompañando a la orden jesuita en el cambio que supuso el Concilio Vaticano II. Bajo su dirección, la Compañía reinterpretó su misión como servicio de la fe y promoción de la justicia. De manera especial se dedicó a los refugiados, pidiendo a toda la Sociedad que respondiera a este desafío. Es gracias a él que hoy el JRS (Servicio Jesuita a Refugiados) trabaja en muchas partes del mundo, incluso en Italia a través del Centro Astalli. En 1981 sufrió un ataque al corazón que le provocó una parálisis y la pérdida del habla. Dejó el cargo y murió en 1991.