Artículo de Il Messaggero, Sep-04-2024.
Follow @SECRETUMMEUMEl Papa Francisco enfrenta un dilema: ¿puede un reglamento superar un sacramento?
Franca Giansoldati
miércoles 4 septiembre 2024
A este ritmo, quiera o no, el Papa Francisco se verá obligado a intervenir en una cuestión enorme que necesariamente involucra las leyes fundamentales sobre las cuales se basa la Iglesia y también el pequeño estado pontificio: «¿Puede un reglamento interno prevalecer sobre un sacramento?» El caso que ha sacado a la luz esta notable anomalía que contrasta con el Magisterio de la familia se refiere al nuevo reglamento interno del IOR que prohíbe los matrimonios entre empleados, so pena de despido. En los últimos días, los dos funcionarios, que actualmente todavía trabajan en el banco vaticano, se casaron en una iglesia de Fregene a pesar del riesgo de ser despedidos. Las nuevas reglas en vigor establecen la incompatibilidad absoluta de que marido y mujer trabajen en el mismo lugar de trabajo. En la práctica, uno de los dos debe renunciar, de lo contrario se activará el despido para ambos.
DERECHO CANÓNICO
Esta mañana, la directiva de la ADLV, un acrónimo que significa Asociación de empleados laicos vaticanos, difundió una breve nota para solidarizarse con los recién casados. Entre los trabajadores del pequeño estado pontificio ha habido desde hace tiempo cierto malestar por la incapacidad de diálogo que perciben en las cúpulas de los dicasterios. Justo esta vez. «Hemos intentado una mediación con el IOR, aportado argumentos para destacar cómo el nacimiento de una nueva familia no puede ser puesto en peligro por normas burocráticas, también hemos consultado a expertos en derecho canónico, pero no ha servido». El IOR respondió con una «fría comunicación que remite a un reglamento que de hecho tiene efectos retroactivos, ya que los dos empleados, cuando salió el nuevo reglamento, ya habían fijado fecha y lugar de la boda». Los seiscientos trabajadores vaticanos que adhieren a la ADLV, un cuarto del total de los que están empleados en la administración del Papa Bergoglio, llevan tres años tocando todas las puertas para pedir que se tenga en cuenta el derecho, las reglas canónicas y las leyes en vigor. «Con la ayuda de todos, continuaremos actuando, nos fortaleceremos como organismo querido por San Juan Pablo II para que la ADLV sea actor en la concertación en todos los lugares de trabajo». Incluido el IOR.
REGLAS
El malestar entre quienes trabajan en el Vaticano es generalizado y desde hace algunos años se ha vuelto palpable e incontenible, como lo demuestra la acción colectiva iniciada por unos cuarenta guardianes de los museos. Sin embargo, detrás de esta situación hay mucho más. Desde la gestión de los sectores económico y financiero de la Santa Sede hasta los recortes en el costo del personal, pasando por las externalizaciones y privatizaciones, hasta la poca claridad en la gestión de las reformas económicas en el Vaticano: demasiadas críticas con solicitudes de aclaración que caen puntualmente en el vacío. «Hoy, frente a la inversión de recursos realizada, ¿cuáles son los resultados de esta revolución? No lo sabemos con exactitud ya que, desde hace algunos años, los datos financieros que antes se comentaban en conferencia de prensa ya no se publican. No perdemos la esperanza de poder revisar el próximo balance final de 2023», lamentó la semana pasada la ADLV en su sitio web.
OCTUBRE
Mientras tanto, Romeo y Julieta probablemente esperan un gesto de benevolencia hacia ellos por parte del Papa, quien hasta ahora ha permanecido en silencio, aunque ampliamente informado de este lío. De lo contrario, a principios de octubre perderán su trabajo. Los dirigentes del IOR, en una larga nota, han tratado de explicar los motivos que están detrás de estas normas de reciente creación. «El Instituto protege la prevalencia del interés público del que es portador, en cuanto Entidad Central de la Iglesia Católica y persona jurídica canónica pública. Interés público que, necesariamente, debe prevalecer sobre los intereses individuales de los empleados», precisando que estas medidas disciplinarias «se insertan en el proceso de modernización del Instituto en favor de una protección absoluta de la confidencialidad respecto a sujetos externos a la organización, en línea con las prácticas internacionales adoptadas por las instituciones financieras».
El IOR también reitera que corresponde a la pareja «elegir libremente cuál de los dos interesados desea mantener su rol, aceptando así la posibilidad de que sea el recurso con un rol más relevante quien salga». En resumen, uno de los dos funcionarios deberá renunciar y buscar otro trabajo.