Artículo de Il Messaggero, Sep-03-2024.
Follow @SECRETUMMEUMEl amor desafía las normas del Vaticano y enfrenta el despido
Franca Giansoldati
martes 3 septiembre 2024
Esta vez el amor ha superado todas las barreras, incluso el obstáculo del despido anunciado (que en un mes será inevitable para los recién casados). El sábado pasado, en una parroquia de la costa romana, los dos jóvenes funcionarios del IOR que se habían conocido detrás de los mostradores bancarios del Torrione di Niccolò V pronunciaron el fatídico 'sí' con un grupo reducido de amigos y familiares. Romeo y Julieta de más allá del Tíber tuvieron el coraje de desafiar al poder y, sobre todo, al extraño reglamento recién publicado del Instituto para las Obras de Religión. En las disposiciones contenidas en el texto y que entraron en vigor de inmediato, hay una que hizo saltar de la silla a varios cardenales, incluso en la cima del pequeño estado pontificio, aunque nadie se atreve a pedir su derogación.
En la práctica, se prevé la terminación del contrato de trabajo a partir de 30 días después de la celebración del matrimonio. A menos que uno de los dos cónyuges decida renunciar voluntariamente al empleo. «Está prohibida la contratación de cónyuges, consanguíneos hasta el cuarto grado y afines en primer y segundo grado, según el cómputo canónico, de personas y administradores dentro del Instituto». No solo eso. «A fin de garantizar la igualdad de trato, también la celebración del matrimonio canónico entre un empleado del Instituto y otro empleado del Instituto o de otras administraciones del Estado de la Ciudad del Vaticano constituye causa de pérdida de los requisitos de contratación. Esta causa de pérdida de los requisitos de contratación se considera superada para uno de los dos cónyuges siempre que el otro cese su relación laboral con el Instituto y con las demás administraciones del Vaticano, dentro de los 30 días posteriores a la celebración del matrimonio canónico».
El feo caso estalló internamente poco después del anuncio hecho por los jóvenes. Mientras tanto, la cuestión se había inflado, rebotando en varias mesas curiales, analizada por prelados y juristas pero sin ninguna solución posible. También porque el IOR en el panorama vaticano goza de una administración autónoma y es sabido que le es reconocido por Francisco un poder casi absoluto. Por lo tanto, para los dos jóvenes la única posibilidad existente para intentar mantener su puesto de trabajo sería una intervención directa por parte del Pontífice, que hasta ahora parece no haber dicho nada.
REGLAMENTO
En compensación, los dos recién casados ya han experimentado el rigor de la administración del Instituto para las Obras de Religión, ya que fueron suspendidos por algunos días con la motivación de haber dado a conocer su historia al exterior, creando vergüenza y molestias a la poderosísima banca vaticana. Una medida que parece no tener en cuenta que desde hace meses el asunto había terminado en el centro de varias reflexiones internas, en un creciente malestar entre los trabajadores curiales que desde hace tiempo piden al Papa transparencia, equidad en la aplicación de las reglas y mayor justicia social.
LA INTERVENCIÓN
La Asociación de Empleados Laicos del Vaticano – ADLV – una especie de sindicato interno, difundió hace algunos días una amarga reflexión: «Los empleados vaticanos, en los últimos tiempos, se están interrogando sobre la naturaleza del trabajo en la Sede Apostólica y el sentido del servicio. Ser parte de la comunidad de empleados vaticanos debería significar ser miembro de una familia especial, caracterizada por valores específicos – los del “evangelio del trabajo” y la doctrina católica sobre el trabajo humano, siempre viva en la tradición de la Iglesia – que le confieren un rasgo distintivo peculiar respecto a las empresas externas, especialmente privadas. Como también sostiene el Papa Francisco: “Trabajar es propio de la persona humana: expresa su dignidad de criatura hecha a imagen de Dios”». ¿Pero es realmente así?
LA RÉPLICA DEL IOR
El IOR, después de un largo silencio, explicó que la norma en cuestión que costará el puesto de trabajo a uno de los dos jóvenes, fue introducida en el marco de las reformas deseadas en estos años por el Papa Francisco y antes aún por Benedicto XVI. «El objetivo del Instituto es exclusivamente garantizar condiciones de igualdad de trato entre todo el personal empleado durante todo el período de permanencia en servicio, así como en la fase de contratación respecto a los candidatos externos. Dado que el Instituto reúne a poco más de cien empleados en una única sede, sin sucursales, tal norma es de hecho fundamental para prevenir tanto inevitables conflictos de interés de tipo profesional entre los aspirantes cónyuges interesados, como la aparición de posibles dudas de gestión familiarista entre su clientela o el gran público», explican en una nota, añadiendo que el nuevo reglamento estaba en proceso desde hacía tiempo. Para poder introducir esta nueva regla, los dirigentes del banco del Papa tuvieron que esperar «la jubilación de uno de los cónyuges de la última pareja (de cinco) aún en servicio durante el período anterior» en el que de hecho había un vacío legislativo.
Por lo tanto, «aunque protegiendo a sus empleados en caso de matrimonio entre colegas, el Instituto protege la prevalencia del interés público del que es portador, en cuanto Entidad Central de la Iglesia. Interés público que, necesariamente, debe prevalecer sobre los intereses individuales de los empleados individuales».