Ya se nos va haciendo de que si existe alguna asociación de productores de vinagre o cosa similar, le escriba a Francisco diciéndole que deje de estigmatizar el vinagre, más o menos como cuando se indignan los ambientalistas y le escriben, o cuando se indignan los animalistas y le escriben, o como cuando los judíos le escribieron solicitando que deje de utilizar el término “fariseo” en foma peyorativa porque los actuales judíos se consideran descendientes de los fariseos, etc. Lo decimos porque nuevamente Francisco ha vuelto hoy con uno de sus símiles favoritos, el de los cristianos con cara avinagrada ó de pepinillo en vinagre, en esta ocasión especificamente le tocó el turno a las religiosas.
No sabemos si fue un añadido improvisado al texto del discurso preparado con anterioridad, pero hablando durante la audiencia concedida a las participantes del capítulo general de la Unión de Santa Catalina de Siena de las Misioneras de la Escuela, Sala Clementina del Palacio Apostólico vaticano, Ene-04-2025, Francisco dijo (nuestra traducción):
A veces en mi vida he encontrado alguna hermana que tenía la cara “de vinagre” y esto no es afable, esto no es algo que ayuda a atraer la gente. El vinagre es feo y las religiosas con cara de vinagre, ¡ni hablemos! En breve: santidad, preparación y afabilidad. Esto les pido.
A nosotros en lo particular no nos interesa si las religiosas parecen avinagradas, pero sí nos llama la atención que no parezcan religiosas o aparenten ser tales, por ejemplo, de la treintena de religiosas presentes hoy en la aludida audiencia con Francisco, ninguna vestía como una ni aparentaba serlo.
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