Información de agencia AFP, Jun-28-2024.
Cinco mujeres que acusan a un influyente sacerdote y artista esloveno de agresiones sexuales presuntamente cometidas en la década de 1990 pidieron este viernes a la Iglesia Católica que retire sus obras de lugares de culto de todo el mundo.
Marko Rupnik, un teólogo y artista de mosaicos de renombre mundial, está acusado de haber ejercido violencia psicológica y sexual contra al menos veinte mujeres durante casi 30 años, en particular dentro de la comunidad que dirigía en Liubliana, ahora disuelta.
Sin embargo, sus más de 200 obras, expuestas en Lourdes, Fátima, Damasco, Washington y hasta en el Vaticano, "se exhiben en lugares en los que los creyentes se reúnen en oración (...) y causan desasosiego en las almas de los fieles", alegan cinco mujeres en una carta dirigida a los obispos que pudo consultar la AFP.
Por eso piden "retirar las obras realizadas por el padre Marko Rupnik en sus diócesis", indica la carta firmada por su abogada, Laura Sgro.
Los denunciantes --una italiana, una francesa, una eslovena y dos mujeres que desean permanecer en el anonimato-- afirman que "muchas mujeres que sufrieron lesiones irreparables (...) reviven" su trauma con estos mosaicos.
Además "ha trascendido que durante la creación de algunos mosaicos, al menos una hermana fue agredida sexualmente" en un andamio y otras mujeres denunciaron que fueron abusadas mientras servían de modelo para el sacerdote.
El Vaticano no respondió a preguntas de la AFP sobre la carta.
La Compañía de Jesús, la orden de la que forma parte el papa Francisco, excluyó a Rupnik en junio de 2023.
Seguidamente el texto de la carta publicada por agencia Associated Press, Jun-28-2024. Traducción de Secretum Meum Mihi.
Roma, 28 de junio de 2024
Excelencia Reverendísima,
represento a cinco víctimas de abusos por parte del P. Marko Ivan Rupnik.
Le escribo porque en su diócesis hay mosaicos realizados por el mismo P. Rupnik, qué suscitan no sólo en mis clientes sino también en muchísimos fieles sentimientos que no son consonantes con un lugar religioso.
El P. Rupnik, de hecho, es acusado por numerosas mujeres de haberles infligido abusos espirituales, psicológicos, físicos y sexuales y sus mosaicos, que se encuentran en los lugares donde cada creyente se recoge en oración para tener un contacto con el Padre, causan perturbación en el ánimo de los fieles.
La cuestión de separar la vida del autor de sus obras sabemos es muy compleja, por lo cual hasta este momento mis clientes se habían confiado a la voluntad de quienes deberían haber decidido sobre el asunto. Decisiones que, hasta hoy, no se han tomado, excepto en la diócesis de Washington, que ha resuelto por la remoción un mosaico.
Sin embargo, últimamente, el sentimiento común ha cambiado —ha habido una mayor aparición de hechos— por varios factores.
Sabemos que el Dicasterio para la Doctrina de la Fe está realizando su propia investigación por voluntad del Papa Francisco.
Los testimonios recogidos durante las investigaciones de la defensa, incluso aquellos que quieren permanecer anónimos, han evidenciado un modus operandi del p. Rupnik muy extendido y sistemático, perdurado en el tiempo, que ha causado daños irreparables en muchas mujeres, laceradas en la parte más íntima de cada una de ellas, aquella en la cual se cultiva la relación con Dios. No obstante haber pasado los años, el trauma que cada una de ellas ha sufrido no ha sido cancelado, y se revive en presencia de cada obra del p. Rupnik. Todavía hoy, algunas de ellas deben afrontar cotidianamente las consecuencias psicológicas que los abusos les han causado.
Además, ha emergido que durante la realización de algunos mosaicos, al menos una hermana ha recibido molestias de naturaleza sexual incluso sobre el andamio, mientras participaba en la puesta en obra del mosaico mismo. Estos hechos ocurrieron en una iglesia, en un lugar consagrado.
Otras hermanas han relatado haber servido de de modelos para las obras del p. Rupnik, también estas exhibidas en lugares sagrados, y mientras posaban han sido abusadas.
Esta misiva, quede claro, no constituye un juicio sobre las obras del P. Rupnik, sino solo uno reflexión sobre la oportunidad de su presencia en lugares consagrados dedicados a Nuestro Señor.
Del mismo modo, la solicitud de mis clientes no debe convertirse en un juicio anticipado sobre los hechos alegados por las víctimas que represento en p. Marko. Independientemente de cada procedimiento en curso contra el autor e independientemente del resultado, de hecho, lo que se pide es que prevalezcan razones de buen sentido para no utilizar estos mosaicos también en sedes eclesiales, también independientemente de su valor artístico, que ciertamente no se discute.
Tales obras, de hecho, no pueden permanecer en el lugar donde han sido puestas, tanto por respeto frente a las víctimas como por por el carácter mismo del lugar de oración. Eso no significa que no puedan encontrar espacio adecuado en otros lugares, donde, sin embargo, no hagan sombra a la espiritualidad de los fieles.
Por todo lo anterior, mis clientes, por mi intermedio, le piden remover las obras presente en Su diócesis realizadas por el P. Marko Ivan Rupnik, por cuanto recuerdan un hecho doloroso que prevalece respecto al recogimiento necesario en lugares de oración.
Con respeto
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Abogado de cinco víctimas de p. Marko Ivan Rupnik