Aquí les presentamos un artículo de Franca Giansoldati en Il Messaggero, May-07-2024, en el cual se puede Usted dar una idea del por qué del anunciado documento del DDF sobre apariciones y otros fenómenos extraordinarios, el cual se presentará en conferencia de prensa May-17-2024, según informó hoy el Vaticano. El articulo de Giansoldati es traducido por la IA y lleva el titular que pusimos arriba, pero originalmente en italiano lleva por título “apariciones y fenómenos sobrenaturales, nuevas reglas (veloces y seguras) para certificar Virgenes que lloran o sangran: después de Trevignano el Vaticano corre a las reparaciones”. Sobre la alusión a Trevignano pueden consultar esta entrada anterior.
Follow @SECRETUMMEUMLa rigidez del Vaticano ante las supuestas visiones marianas
Franca Giansoldati
martes 7 mayo 2024
La gota que colmó el vaso, incomodando incluso al Papa, fue el caso de la vidente de Trevignano que afirmaba recibir regulares visiones de la Virgen acompañadas de mensajes celestiales, desordenando - como consecuencia - la vida de una entera diócesis e ilusionando a los fieles, muchos de los cuales venían del extranjero con la esperanza de encontrar respuestas a sus problemas.
Después de casi un año de investigaciones, el Vaticano decidió actuar. Primero silenció el caso de la señora Gisella Cardia, en el registro civil Maria Giuseppa Scarfulla, aclarando que es "inverosímil" y que sus supuestas comunicaciones celestiales compuestas por textos bastante "bizarros" no eran "correspondientes a la fe católica". En resumen, una farsa. Luego, partiendo precisamente de este caso emblemático, considerándolo un punto de inflexión, el Papa decidió ampliar el campo de acción y codificar mejor las ya rigurosas reglas vaticanas existentes.
La próxima semana se publicará un documento para el sector mariano: un auténtico endurecimiento considerado necesario porque nunca como ahora la velocidad con la que se difunden las noticias en las redes sociales impone gestionar inmediatamente un supuesto caso, neutralizando el riesgo de que noticias falsas circulen durante meses y meses engañando a muchas personas.
El documento será publicado el 17 de mayo por el Dicasterio de la Fe con la aprobación papal y ayudará a los obispos locales a desentrañar una materia muy complicada. Las señales que llegan cada año al Vaticano de supuestos eventos sobrenaturales como Vírgenes que lloran o sangran, otras que giran los ojos, emiten sonidos y transmiten anuncios de fondo religioso son miles y miles. La Iglesia frente a eventos de este tipo mantiene un enfoque serio, generalmente adopta procedimientos largos (a veces demasiado) confiándolos a teólogos e incluso a psiquiatras con el fin de desenredar la madeja y llegar a una conclusión cierta. Después de todo, las apariciones marianas reconocidas por la Iglesia hasta ahora son poco menos de treinta en total, incluidas las más famosas como Lourdes, Fátima, Aparecida, Guadalupe. Las últimas fueron las de Siracusa y en Kibero, en Ruanda, en 1981. Luego hubo el caso muy complicado de Medjugorie con videntes que recibían (y todavía reciben) mensajes a horas preestablecidas.
Papa Francisco una vez hablando con periodistas en un avión soltó una broma sobre el hecho de que las verdaderas Vírgenes no hacen de carteras y no aparecen a la gente como si estuvieran en una programación de televisión. La comisión liderada por el cardenal Ruini en su momento establecida por Benedicto XVI llegó a concluir que de aquel complejo fenómeno se podían considerar verdaderas las primeras visiones recibidas por los entonces niños. Sobre las otras los expertos estaban de acuerdo en afirmar que se debía excluir la mano celestial, para tranquilidad de los millones de peregrinos que cada año visitan el santuario bosnio, ahora un engranaje fundamental para la economía de la región.
El Vaticano ha establecido recientemente también un grupo de trabajo para medir la veracidad de los fenómenos paranormales: El Observatorio Internacional sobre las Apariciones (OIA) con la tarea de acompañar a los obispos cuando se enfrentan a señales de eventos misteriosos. La verificación principal se hace a nivel diocesano escuchando a los testigos de visu. Los supuestos videntes son analizados en base a su moralidad, su equilibrio psíquico, la rectitud en la vida cotidiana. También se escudriña el pasado del supuesto vidente, quien debe demostrar que no está enfermo de protagonismo, no debe tener el afán de lucrar con su actividad, no debe tener antecedentes penales. Otro aspecto que se examina en los supuestos textos de la Virgen es la ausencia de elementos milenaristas, apocalípticos que generalmente tienden a dividir la Iglesia, aterrorizar a la comunidad. La Virgen ciertamente no quiere asustar o crear cismas, divisiones, heridas
Actualmente las reglas vigentes prevén un primer iter diocesano donde los fenómenos se deben enmarcar como revelaciones privadas y no pertenecen a la revelación pública, por lo tanto no constituyen materia de fe. El más grande mariólogo que la Iglesia haya tenido, padre René Laurentin había resumido bien la cuestión afirmando que un fiel incluso si no cree en las apariciones no peca.
Entre los eventos sobrenaturales más impactantes que la Iglesia tuvo que examinar en el siglo XX estuvieron las bilocaciones de Padre Pio. Hay pruebas de lo que sucedió a un sacerdote de Rovigo que fue a San Giovanni Rotondo a encontrar al capuchino de las Estigmas. En el convento padre Pio le pidió que se quedara algunos días pero el sacerdote le respondió que no se sentía porque preocuparía a su hermana que vivía lejos, en el norte de Italia, ya que no la había avisado antes. En ese preciso instante a setecientos kilómetros de distancia la mujer se encontró frente, en su casa, la imagen de Padre Pio que la informaba que su hermano se quedaría en Puglia por 48 horas más y que no se preocupara. El sacerdote supo de este hecho cuando regresó a Veneto.
En este momento hay apariciones serias en estudio: la de una mística, Pierina Gillli, de Montichiari muerta en 1991. Y la otra concierne las apariciones de Agnone, a un hombre llamado Michelino Marcovecchio