Inferimos que a partir de hoy hay un desempleado más en el cuerpo de quienes escriben las homilías de Francisco, en concreto por la que leyó hoy durante la celebración de las Vísperas con motivo del aniversario de la dedicación de la Basílica Papal de Santa María la Mayor y de la Solemnidad de Nuestra Señora de las Nieves. Más en concreto porque en ella figura el siguiente pasaje (nuestra traducción).
Por eso el pueblo fiel viene a pedir la bendición a la Santa Madre de Dios, porque ella es la mediadora de la gracia que siempre y sólo brota de Jesucristo, por obra del Espíritu Santo.
Respecto a dicha designación, i. e., “la mediadora de la gracia”, hay una velada (¡y eso que somos generosos al escribir ello!, porque igual podría decirse que es abierta) resistencia a él y lo que ello significa, en el vértice de la Iglesia, más modernamente manifestada con respecto a presuntas apariciones marianas que hagan referencia a ella, porque anteriormente, por las diferentes declaraciones de miembros de la Academia Mariana y su Observatorio Internacional de Apariciones Marianas y Fenómenos Místicos, y más recientemente en el tiempo con la aparición de las nuevas “Normas para proceder en el discernimiento de presuntos fenómenos sobrenaturales” del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, se ha hecho patente esta resistencia como, para poner unos pocos ejemplos, con la posición tomada con las apariciones en Lipa, Filipinas, a la religiosa Teresita Castillo (aquí y aquí), ó la recientísima sobre las apariciones de María Rosa Mística.
De modo tal que la citada frase de Francisco leída en una homilía va en contravía de la actitud denotada. Aunque a lo mejor nos equivoquemos y la frase haya sido introducida de forma deliberada en uno de los ya conocidos casos en los cuales Francisco afirma una cosa y su contrario al mismo tiempo.