Con un par de discrepancias que tenemos, la columna de opinión que procedemos a traducir explica en forma comprimida una de las tantas situaciones sui generis vistas durante el actual pontificado; no se deje Usted confundir porque en apariencia se refiere al ámbito doméstico italiano, pero si presta atención entenderá que tiene que ver con la Iglesia en general. La encontramos en Affaritaliani, Abr-20-2023. Traducción de Secretum Meum Mihi.
Follow @SECRETUMMEUMEl Papa Francisco elimina a los Cardenales. La estrategia para contener su poder
El cardenal Zuppi, jefe de la CEI, es el único que resiste
Por Giuseppe Vatinno
El Papa Francisco deja sin cardenales a Roma y Florencia, junto con Milán, Venecia, Génova, Turín, Palermo y Nápoles. Las estrategias para contener su poder
Una de las revoluciones silenciosas del Papa Francisco es la de eliminar a los cardenales a la guía de las diócesis de las grandes ciudades italianas y, en su lugar, dejar sólo obispos o arzobispos, mucho más fáciles de controlar. Ultimamente, Florencia se ha añadido a la ya larga secuencia que incluye —si queremos— también a Roma, dado que el cardenal de la ciudad es el propio Papa Francisco pero recientemente ha sido nombrado su Vicario Angelo De Donatis Penitenciario Mayor y por tanto, precisamente, se ha perdido el Vicario.
Florencia ha sido una importante sede cardenalicia durante siglos, pero recientemente su jefe de la diócesis, el cardenal Giuseppe Betori, ha pasado a retiro y fue reemplazado por Don Gherardo Gambelli, que cuenta con un largo pasado como misionero en África. Sin embargo, como se mencionó, es obispo, no cardenal.
El cardenal Zuppi, jefe de la CEI, es el único que resiste
La única excepción de ciudades “cardinalicias” que se ha mantenido hasta ahora es la de Bolonia, que tiene al frente de la Diócesis al cardenal Matteo Zuppi, que sin embargo es también jefe de la CEI, la Conferencia Episcopal Italiana. Pero Zuppi es una excepción particular debido a su papel en la CEI y es, de hecho, entre los altos prelados, el más cercano al Papa y, de hecho, alguien ya ha mencionado su nombre para su sucesión. Nunca había sucedido en la milenaria historia de la Iglesia católica que las ciudades más importantes de Italia, incluida Roma, no tuvieran un cardenal dedicado a su administración.
Esto en línea con la política de Francisco que no quiere “cardenalones” [“cardinaloni”, lit. en italiano. N de T] al frente de las diócesis, sino que prefiere “curas callejeros” que quizás no hayan estudiado mucho pero que están en contacto diario con la gente. Baste pensar en la reciente historia de desacuerdos e incomprensiones con el docto padre Georg [Gänswein] para entenderlo. Luego es necesario recordar que el Papa Bergoglio es un Papa “peronista“, es decir, populista y movimentista, al que le gusta la retórica del cura a lo Don Camillo, por así decirlo, contra el poder de Roma que, sin embargo, él mismo encarna.
Para Roma, como decíamos, la situación es similar porque Francisco prácticamente ha eliminado a San Juan de Letrán. Todo nace de la [In] Ecclesiarum Communione, que es técnicamente una “constitución apostólica” que conmocionó a la diócesis de Roma, la más importante desde el punto de vista político de la Iglesia, mientras que Milán es la más grande. Se especifíca que el “cardenal vicario y el vicegerente son vicarios del Santo Padre” y que estas figuras no tienen por qué ser necesariamente cardenales. Por tanto, el cardenal vicario De Donatis estaba, en cierto sentido, ya “bajo tutela”. Hablé aquí en su momento
Pero evidentemente el “plan“ del Papa no se refiere sólo a Roma sino a toda Italia, con óptica de redimensionamiento del poder cardenalicio en favor del episcopal encabezado por Zuppi, en quien Francisco confía muchísimo.