Tuesday, September 17, 2024

«No, Querido Papa, China no es un Ejemplo», editorial de Il Foglio

Editorial de Il Foglio, Sep-17-2024, y como decimos siempre, no se trata de un artículo. El editorial está basado sobre algunas de las declaraciones de Francisco en la conferencia de prensa concedida en el vuelo de regreso a Roma de su viaje a Asia y Oceanía. Traducción de Secretum Meum Mihi.

No, querido Papa, China no es un ejemplo

Francisco exalta el “modelo de diálogo”. Pregúntele a Hong Kong o a los uigures


A la larga serie de preguntas formuladas al Papa durante la habitual conferencia de prensa en el avión de regreso del viaje al Lejano Oriente, habría sido oportuno añadir otra: Santidad, pero ¿cuál es la diferencia entre Venezuela y China? Pregunta necesaria después de que Francisco descartara la cuestión venezolana con un simple “no, no he seguido la situación” y “no puedo dar una opinión política porque no conozco los detalles”, pese a haber aclarado que “las dictaduras son inútiles y terminan mal, tarde o temprano”. Sobre el régimen de Beijing, respondiendo a una pregunta de la entusiasta editora del periódico chino Tianou Zhiku, Stefania Falasca, Francisco dijo que “China para mí es una ilusión (un deseo), en el sentido de que me gustaría visitar China, porque es un gran país; admiro a China, respeto a China. Es un país con una cultura milenaria, una capacidad de diálogo, de entendimiento que va más allá de los diferentes sistemas de gobierno que ha tenido. Creo que China es una promesa y una esperanza para la Iglesia”. Hasta aquí, nada nuevo: la posición papal al respecto se conoce desde hace tiempo. El problema es que, si bien no se ahorran duras definiciones sobre los candidatos a las elecciones presidenciales americanas (“El que arroja a los inmigrantes” y “el que mata niños”) y se evita cualquier comentario sobre las acciones de Nicolás Maduro, sobre China esparce incienso. ¿De verdad cree el Papa que Beijing es un ejemplo de una “capacidad de diálogo” que favorece el “entendimiento mutuo”? ¿Por qué no pide luces, por ejemplo, al cardenal obispo de Hong Kong, mons. Stephen Chow, preguntándole si esta vena dialogante está tan presente en el hacer diario de la política china. O quizás a los uigures, un pueblo que el Papa definió en 2020 como “perseguido”, antes de ser alineado públicamente por un funcionario de segunda categoría del régimen de Beijing. Quizás todo este diálogo sea más una esperanza que una realidad sólida.