Ni siquiera sabemos si así se escribe porque ese verbo no existe, se lo inventó hoy Francisco. ¿Con el patrocinio de...? No hemos revisado, pero seguro ya ha aparecido por allí el fanart de Francisco tomando esa bebida. Les puede servir de referencia la foto que hemos puesto arriba, que es precisamente de la ocasión en la cual lo dijo. ¡Y a lo mejor resulta que ese también es “un acto de amor”!
Este es un artículo de Il Messaggero, Nov-05-2024.
Follow @SECRETUMMEUMLa creatividad lingüística del Papa Francisco: neologismos y expresiones inéditas
Franca Giansoldati
martes 5 noviembre 2024
El lenguaje eclesiástico ya no existe, se ha jubilado dejando paso a un idioma más creativo. El último ejemplo lo proporcionó el Papa Francisco esta mañana frente al cuerpo académico de la universidad Gregoriana. «No a la cocacolización de la investigación y la enseñanza» dijo, creando un nuevo neologismo que se sumó a la larga serie de palabras transformadas por el pontífice mientras hablaba en público y que luego se volvieron virales. A menudo son el resultado de una mezcla entre el español y el italiano improvisando en momentos públicos, donde ha sucedido que un término terminó adquiriendo nuevos contornos. Como por ejemplo cuando en Scampia, en Nápoles, hace varios años, introdujo el adjetivo “spuzza” para definir la desagradable capacidad de la criminalidad de infiltrarse haciendo oler a podrido el ambiente en el que se introduce.
O “misericordiando”, “mafiarse”, “giocattolizzare”, “nostalgiare”, “balconear”, este último término referido a los jóvenes que por pereza prefieren quedarse en el balcón viendo la vida pasar frente a ellos. Francisco, además, usa a menudo el adjetivo «psiquiátrico», en lugar del más suave «psicológico». La primera vez que lo usó hablaba de sí mismo contando que había elegido vivir en la residencia de Santa Marta y no en el Palacio Apostólico «por motivos psiquiátricos», para decir que el excesivo aislamiento del apartamento papal lo habría incomodado.
Los tropiezos en italiano, su lengua adquirida, no han faltado en estos años, a veces con términos no muy educados, como cuando a puertas cerradas, hablando libremente con los sacerdotes de Roma, dejó escapar un juicio severo sobre los seminarios que están llenos de «mariconería». Otra vez, en cambio, casi creó un incidente diplomático con México al hablar de «mexicanización» para indicar el riesgo de la difusión capilar del narcotráfico en otros países latinoamericanos, tal como en México. La comparación, obviamente, no gustó al gobierno y la diplomacia vaticana tuvo que intervenir.
En cualquier caso, incidentes de por medio, muchos neologismos han entrado con fuerza en el vocabulario del idioma italiano redactado por la Treccani. «El lenguaje del Papa Francisco se caracteriza por su profunda dialogicidad en las relaciones con los demás, interpelados con formas allocutivas del idioma común, a pesar de que su discurso es técnicamente un intercambio unidireccional, es decir, hablado con interlocutores presentes pero lejanos (bidireccional a distancia), en comparación con un intercambio bidireccional, cara a cara, con turno de palabra» se lee en el sitio de la Enciclopedia italiana.
El Papa mismo, durante una audiencia, explicó por qué termina creando nuevos vocablos. Tomaba como ejemplo el término misericordiar y explicaba que mientras hablaba pensaba en el latín «miserando» tomado de su lema («Miserando atque eligendo»). «El gerundio latino miserando me parece intraducible tanto en italiano como en español. A mí me gusta traducirlo con otro gerundio que no existe: misericordiando».
La cocacolización de la cultura es su última elaboración que refleja bien la idea de un recorrido cultural a menudo masificado y superficial.