Hemos destacado en el titular algo que nos parece podría llamar la atención, pero la entrevista tiene más. Nos referimos a una entrevista con el cardenal Robert Sarah, prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino (ahora dicasterio), publicada por el periódico de los obispos italianos, Avvenire, Sep-12-2025. Traducción de Secretum Meum Mihi.
Follow @SECRETUMMEUMEntrevista. El cardenal Sarah, a sus 80 años: «Miro con confianza a León XIV»
Giacomo Gambassi, Roma
viernes 12 de septiembre de 2025
La sinodalidad, la Misa en rito antiguo, la bendición de las parejas homosexuales, la muceta del Papa, África: una conversación con el Prefecto Emérito del Culto Divino
Relata haber tenido «el privilegio de conocer y colaborar con algunos santos: pienso en la Madre Teresa de Calcuta y Juan Pablo II. Luego, en los papas más recientes: Benedicto XVI y Francisco. Y hoy miro con gran confianza a León XIV». El cardenal Robert Sarah tiene el mismo nombre que el nuevo pontífice. Hay una diferencia de edad de diez años entre ambos: el primer papa de origen estadounidense celebra su 70 años el domingo; el Prefecto Emérito del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos cumplió 80 años a mediados de junio. A tiempo para entrar en el Cónclave que eligió a Prevost para el solio de Pedro. «León XIV —explica el cardenal guineano a Avvenire, al comentar los primeros cuatro meses de su pontificado— está poniendo de relieve la irrenunciable centralidad de Cristo, la evangélica conciencia de que “sin Él nada podemos hacer”: ni construir la paz, ni edificar la Iglesia, ni salvar nuestra alma. Además, me parece que tiene una atención inteligente al mundo, en espíritu de escucha y diálogo, siempre con una profunda consideración de la Tradición». Y añade inmediatamente: «La Tradición es como un motor de la historia: tanto de la historia en general como de la de la Iglesia. Sin una Tradición viviente que permita la transmisión de la Revelación Divina, la Iglesia misma no podría existir. Todo esto está en perfecta continuidad con las enseñanzas del Concilio Vaticano II». Por lo tanto, hay que tener cuidado de interpretar el enfoque del Papa León XIII partiendo, por ejemplo, de la muceta que el nuevo Pontífice lució desde el principio y que ha sido objeto de comentarios dentro y fuera de los límites eclesiásticos. «No entiendo el clamor provocado por esta elección —interrumpe el cardenal—. La muceta es un signo que indica la jurisdicción del Papa, pero también de los obispos. Quizás el clamor se deba a que el Papa Francisco no la lució el día de su elección. Pero eso no me parece motivo válido para tanta sorpresa».
La de Sarah es una birreta que une el Norte y el Sur del mundo. Las raíces del cardenal están en África, donde se ordenó sacerdote y fue nombrado arzobispo; luego recaló en la Curia Romana: Juan Pablo II lo nombró secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos; Benedicto XVI lo nombró presidente del Pontificio Consejo “Cor Unum” y lo creó cardenal; Francisco lo nombró prefecto de la Congregación para el Culto Divino, cargo que ocupó hasta 2021. Tras la elección de León XIV, la decisión del Papa de nombrarlo su enviado al Santuario de Sainte-Anne-d'Auray, en Francia, para las celebraciones de los 400 años de las apariciones de Santa Ana, celebradas a finales de julio, recibió una gran atención. «Creo que no faltan noticias cada día sobre las cuales es necesario y justo hacer énfasis. Y entre ellas, no ciertamente la que se refiere a mí», subraya Sarah.
Eminencia, León XIV se refiere con frecuencia a la unidad de la Iglesia. ¿Es una urgencia?
Se necesita superar un enfoque ideológico que ha promovido dos visiones opuestas de la Iglesia, que se alimentan la una de la otra. Por una parte, están quienes anulan y niegan la Tradición en nombre de la apertura-asimilación incondicional al mundo y sus criterios de juicio. Por la otra, están quienes consideran la Tradición algo cristalizado y momificado, que se sustrae a cualquier proceso histórico fecundo. La misión de la Iglesia es única y, como tal, debe ocurrir que cumpla en un pleno espíritu de comunión. Los carismas son diversos, pero la misión es una y presupone la comunión.
El Papa pide anunciar a «Cristo con claridad y una inmensa caridad». ¿Hay hoy un anuncio “débil”?
El anuncio es siempre el mismo y no puede ser de otra manera. El hombre abandona la Iglesia, o la fe, cuando se olvida de sí mismo, cuando censura sus propias cuestiones fundamentales. La Iglesia nunca ha abandonado ni abandonará al hombre. Algunos cristianos, en todos los niveles de la jerarquía, pueden haber abandonado a los hombres cuando no han sido ellos mismos; es decir, cuando se han avergonzado de Cristo, ocultando la razón de su existencia cristiana y reduciendo la pastoral a la promoción social.
Su último libro se titula ¿Dios Existe? [Dio esiste?] (Cantagalli, 312 páginas, 25 €). ¿Ha perdido Occidente su sentido de lo trascendente? En Occidente, prevalece ahora la idea de que podemos prescindir de Dios. Esta es la época en la cual el hombre mismo, que ha destronado a Dios, ocupa su lugar, creando un nuevo orden de cosas que, evidentemente, niega lo creado por Dios que puede ser reconocido incluso por quienes no creen en Dios. Etsi Deus daretur (“vivir como si Dios existiera”): esta es la invitación que Benedicto XVI, al inicio de su pontificado, dirigió a todos, creyentes y no creyentes. Occidente ignora, o finge ignorar, la presencia de Dios en el mundo, el Verbo que se hizo carne y vino a habitar en medio de nosotros.
¿Por qué decidió escribir un volumen respondiendo a las preguntas sobre Dios que le planteó Cantagalli?
Dios se ha vuelto un extraño en nuestra vida y su lugar ha sido ocupado por ídolos de todo género. El hombre contemporáneo parece incluso haber renunciado a buscar sentido a la propia existencia: a la vida, a la muerte, a la alegría, al sufrimiento. Todo parece comenzar por casualidad; vivir, durar y terminar por casualidad. Los nuevos ídolos son en sí mismos producto del azar: el éxito, la riqueza, el poder, la posesión de cosas e incluso de las personas. Pero Dios no es una idea, no es una convicción personal vagamente racional o emotiva. Dios es una certeza: la certeza de que el Hijo del Hombre realmente existió y aún habita entre nosotros. La verdad existe. La Encarnación ocurrió. Así como hace 2025 años algunos lo encontraron y lo reconocieron, hoy todavía es posible encontrarlo, reconocerlo, seguirlo y morir por Él.
El Papa Francisco ha querido una profunda reforma de la Curia Romana. León XIV dijo que la Curia permanece, mientras los Papas pasan. ¿Cómo leer estas palabras?
La Iglesia es una institución muy articulada y cada articulación es fundamental para llevar a cumplimiento su misión. En última instancia, la Iglesia pertenece a Cristo Resucitado, y el Papa es simplemente su humilde servidor. En lo específico, también fue una forma de animar a la Curia a sanar algunas divisiones objetivas del pasado.
La sinodalidad ha sido un tema central del pontificado de Francisco. Y fue objeto de una de las Dubia. ¿Qué espera?
Creo que la dimensión sinodal necesita ser profundizada y clarificada. Quizás debería fundamentarse teológicamente con la noción mucho más antigua y rica de comunión, también para evitar derivas ideológicas que opongan dos eclesiologías: la sinodal y la comunional. La comunión es un fin; la sinodalidad es un medio, por verificar. La comunión es jerárquica, porque así quiso Jesús su Iglesia; la sinodalidad, como recordó el Papa León, es más un estilo.
El Papa Francisco ha intervenido varias veces sobre la Misa en el rito antiguo, o más bien sobre el uso del Misal de 1962. ¿Es necesario reacercarse con quienes están vinculados a esta modalidad celebrativa?
En la Iglesia todos los bautizados tienen ciudadanía, compartiendo su Credo y la moral consiguiente. A lo largo de los siglos la diversidad de ritos celebrativos del único sacrificio eucarístico nunca ha creado problemas para la autoridad, porque la unidad de la fe era clara. De hecho, creo que la variedad de ritos en el mundo católico es una gran riqueza. Un rito, además, no se compone en un escritorio, sino que es fruto de la estratificación y sedimentación teológico-cultual. Me pregunto si es puede “prohibir” un rito ultramilenario. Finalmente, si la liturgia es también una fuente para la teología, ¿cómo negar acceso a las “fuentes antiguas”? Sería como prohibir el estudio de San Agustín a cualquiera que desee reflexionar correctamente sobre la gracia o sobre la Trinidad.
Varios episcopados han expresado perplejidad sobre Fiducia supplicans, la declaración sobre la bendición de las parejas “irregulares”, incluidas las del mismo sexo. ¿Qué espera Usted ahora?
Espero se pueda aclarar mejor y quizás reformular lo que está contenido en Fiducia supplicans. La declaración es teológicamente débil y, por lo tanto, injustificada. Pone en peligro la unidad de la Iglesia. Es un documento para olvidar.
Sus ochenta años dicen que es Usted es un “puente” entre continentes.
No sé si soy un “puente”. Intento ser un testimonio: una llamada al Norte “saciado y desesperado” y una voz de esperanza para el Sur, que no ha perdido la razón de vivir y morir, de luchar y amar, pero se ve frenado por problemas todavía solucionables, pero que nadie parece querer resolver por intereses inconfesables.
¿Qué momentos recuerda con particular afecto?
Por un don inmerecido de la Divina Providencia, mi vida está rica de muchas experiencias que han superado con creces la imaginación más ferviente. Si tuviera que nombrar uno de los momentos más bellos, ciertamente sería la gracia de nacer en una familia cristiana. Y luego el don de la vocación y el de la ordenación sacerdotal. Allí, todo cambió. Comenzó una historia de amor definitiva que nunca terminará, y, al mismo tiempo, una tarea tremenda y fascinante: ser alter Christus e ipse Christus. Con las palabras «Esto es mi Cuerpo» y «Esta es mi Sangre», el sacerdote vive una enorme responsabilidad y una gracia siempre por renovarse.
¿Qué puede aportar África a la Iglesia universal?
Las Iglesias africanas pueden ofrecer una frescura de fe, aquella autenticidad y aquel entusiasmo que a veces no emergen en Occidente. Nunca olvidemos el alto precio que están pagando en términos de martirio violento: sin duda será fecundo, semilla de nuevos cristianos.