No sabemos si es que con la emanación de las nuevas “normas para proceder en el discernimiento de presuntos fenómenos sobrenaturales” se haya exacerbado el interés en esta fenomenología de los medios de comunicación de información general, el caso es que en la edición de hoy del periódico británico The Guardian aparece un artículo referente a la que llaman Madonnina sangrante de Civitavecchia, Italia. Sobre este caso en particular está por saberse cómo le van a aplicar las nuevas normas y la conclusión a la que llegarán.
En el artículo mencionan un reciente video, el cual también incrustamos para referencia. Traducción de Secretum Meum Mihi.
Follow @SECRETUMMEUMPequeña maravilla. El misterio de las Vírgenes que lloran de una familia
Angela Giuffrida
Civitavecchia
En el antejardín de la casa de la familia Gregori en las afueras de Civitavecchia, una ciudad portuaria cercana a Roma, hay una gruta bien cuidada que contiene una estatua oxidada de la Virgen María rodeada de plantas y flores. La estatuilla fue comprada en una tienda de souvenirs en el lugar de peregrinación católica en Medjugorje, Bosnia.
A finales de Abril, mientras un grupo de peregrinos se reunía alrededor de la gruta para orar, la estatua supuestamente exudaba un aceite perfumado. No era la primera vez, pero el momento, filmado por algunos de los presentes y publicado en las redes sociales, reavivó la fascinación en Italia por las afirmaciones de lo sobrenatural. La historia era aún más intrigante porque los Gregori fueron los protagonistas de otro misterioso caso de estatua llorando en los años 1990.
Las apariciones de la Virgen María y las estatuas que lloran han sido durante mucho tiempo parte del catolicismo, pero en Mayo el Vaticano anunció que había endurecido sus reglas en torno a tales fenómenos en un intento de acabar con posibles estafas y engaños, que se dice han proliferado en la era de los medios de comunicación sociales. Sólo el Papa tiene la última palabra sobre lo que es un evento sobrenatural, no los autoproclamados profetas ni incluso los obispos locales.
“La paradoja es que es la propia Iglesia católica es la que parece encabezar la lista de no creyentes”, afirmó Vincenzo Pace, profesor de sociología de la religión en la Universidad de Padua. “Si se considera el número de apariciones que se afirma han ocurrido desde los años 1800, ha habido más de 930 y sólo 15 han sido reconocidas por la iglesia”.
Civitavecchia se convirtió en un lugar de peregrinación en Febrero de 1995 después de que Jessica Gregori, entonces de cinco años, dijera que vio lágrimas de sangre corriendo por la cara de la estatua anterior de la familia, que también provenía de Medjugorje y les fue entregada por un sacerdote que creía que tenía poderes especiales.
Conocida localmente como La Madonnina, la estatua supuestamente lloró sangre en 13 ocasiones más. Uno de los que presenció su llanto fue el difunto obispo Girolamo Grillo, quien dijo que la experiencia le hizo superar su escepticismo inicial sobre las afirmaciones de la familia.
Tras una larga investigación, las pruebas indicaron que las manchas procedían de sangre humana masculina. Los miembros masculinos de la familia Gregori se negaron a hacerse pruebas de ADN, diciendo que sólo lo harían si Grillo se lo pedía. Desafiando a los científicos, Grillo respaldó la teoría de que las lágrimas debían haber sido las de Cristo, por lo que obtuvo permiso del Vaticano para crear una comisión, que finalmente concluyó que no tenía explicación para la sangre.
Desde entonces, La Madonnina se encuentra detrás de un cristal a prueba de balas en un santuario en la iglesia de San Agostino, a pocos pasos de la casa de los Gregori. La familia recibió una réplica bendecida por el Papa Juan Pablo II.
A The Guardian se le concedió un raro acceso a la familia, pero se negaron a conceder una entrevista oficial, diciendo que “mantienen silencio en obediencia a la iglesia”.
Cicap, una organización italiana que investiga afirmaciones sobre lo paranormal, a menudo es llamada a examinar casos de estatuas que lloran y otros fenómenos en Italia.
“Hemos tenido estatuas que lloran sólo para descubrir que era una tubería que goteaba del techo”, dijo Luigi Garlaschelli, un químico que ha analizado decenas de casos para Cicap. “Con Civitavecchia, la pregunta siempre es: ¿por qué se negaron a hacerse pruebas de ADN?”