Artículo de Il Tempo, Jul-05-2025. Traduccion de Secretum Meum Mihi.
Follow @SECRETUMMEUMEl potente brazo derecho de Bergoglio reenviado al «fin del mundo»
Don Juan Cruz Villalón, «secretario» no oficial de Francisco regresó a Argentina
NICO SPUNTONI
"Sic transit gloria mundi". El célebre lema se presta bien para describir la parábola de Don Juan Cruz Villalón, poderosa mano derecha de Francisco.
El sacerdote argentino, ordenado por el entonces cardenal Bergoglio en Buenos Aires en 2011 y que permaneció a su lado hasta el final, abandonó Roma en los últimos días. León XIV ya no lo necesitaba, por lo que dispuso su regreso a Argentina a finales de junio.
La partida de Villalón marca el fin de una era en el Vaticano, porque desde que su exarzobispo lo zo venir dede el otro lado del mundo para unirse al dicasterio para el clero, la red de poder del joven sacerdote se ha expandido cada vez más. En primer lugar, Il Tempo escribió sobre él durante la última hospitalización de Francisco en el Gemelli, cuando era uno de los pocos que tenía acceso a la habitación del ilustre paciente, a diferencia del secretario oficial Fabio Salerno. Sí, porque Don Juan Cruz era, para todos los efectos, secretario de Bergoglio, pero sin nombramiento para este cargo. Una de las muchas demostraciones de la alergia del difunto Papa al formalismo. En un cierto momento, la influencia acumulada en la sombra por el sacerdote argentino comenzó a manifestarse incluso en apariciones públicas: el impulso de la silla de ruedas durante la apertura del Jubileo, los susurros en el balcón del Gemelli el día de su dada de alta, la última vuelta en el papamóvil el día del Domingo de Pascua.
Sin embargo, el afecto de Francisco se vio contrarrestado por la desconfianza que muchos en la Curia sentían por él.
Varias fuentes vaticanas informan que Don Villalón hizo intervenir su canal privilegiado con el número uno, opinando sobre nombramientos y decisiones e incluso chocando con los prefectos. Por ejemplo, su relación con su superior, el cardenal Lazarus You Heung-sik, universalmente reconocido como un prelado piadoso y paciente, no fue para nada fácil. Quienes conocen los asuntos internos del dicasterio explicaron a Il Tempo que el prefecto se sentía repetidamente superado por su número dos, el chileno Andrés Gabriel Ferrada Maoreira, y su amigo Villalón. Una dinámica similar a la que experimentó Prevost en el dicasterio de obispos, donde el secretario Ilson de Jesus Montanari tendía a «alargarse».
Quién sabe si esta experiencia en los dicasterios influyó en la decisión de León XIV de enviar a casa al hombre de confianza de su predecesor. Para un Papa en ejercicio, por otra parte, el secretario de su predecesor es históricamente engorroso.
Sin embargo, por lo que se sabe, el directo interesado no lo tomó muy bien, hasta el punto de intentar por todos los medios convencer al Papa de que lo hiciera permanecer en Roma. Allí, de hecho, entre los partidos en el estadio para seguir a la Lazio, de la que es aficionado, y las visitas guiadas para amigos a los Jardines Vaticanos, se sentía como en casa. Pero León XIV fue inflexible: un billete solamente de ida a Buenos Aires estaba previsto para el 30 de junio.
El dicasterio para el clero no se tomó a mal si su nombre ya hubiera sido eliminado de la página web del personal. Ahora podrá ser un «pastor con olor a oveja» en Buenos Aires y será un recuerdo histórico viviente de las notas felices y no tan felices del pontificado bergogliano.