Tuesday, July 8, 2025

Subsecretaria Del Sínodo: “Papa León Ha Reafirmado El Deseo De Ser Una Iglesia Sinodal”

Sor Nathalie Becquart, subsecretaria del Sínodo, ha sido quien ahora ha salido a propulsar la sinodalidad, como para que no quede duda que la tendremos sí o sí, pospóngala o ralentícela un Papa o no, y al que no le guste, allá él. En una entrevista publicada hoy en varias lenguas por Vatican News, Sor Becquart habla con la disculpa de la aparición ayer del documento aquel “pistas para la fase de implementación del Sínodo”. Tan confuso es todo ello que incluso en esta entrevista una de las preguntas es el significado de sinodalidad, a estas alturas nadie sabe exactamente qué es, y como en fechas recientes León parece haber manifestado entenderla en forma diversa a como la entendia el “amado” predecesor, pues al paso hay que salirle, no sea que nos resulte díscolo el nuevo Papa, y recordarle lo que se busca. De una vez le decimos que Usted después de leer la siguiente entrevista no va a saber de una buena vez por todas qué es y en qué consiste la sinodalidad.

Esta es la versión en español de la aludida entrevista publicada en Vatican News. La versión original en inglés es ligeramente diferente.

Hermana Nathalie, el Sínodo acaba de publicar un nuevo documento titulado Pistas para la Fase de Implementación del Sínodo, un texto que apoya el intercambio de dones entre las Iglesias. ¿Podría explicarnos qué es esta fase de implementación?

Esta fase comenzó justo después de la celebración del Sínodo que culminó con la Asamblea en Roma en octubre de 2024. Según la constitución Episcopalis communio, la recepción del Sínodo —es decir, poner en práctica sus frutos— es una etapa clave.

Y por primera vez, el Papa Francisco aprobó directamente el Documento Final del Sínodo, lo que lo convierte en parte del Magisterio ordinario de la Iglesia. Por eso, ahora se nos pide concretar esas recomendaciones, llevarlas a la vida con creatividad, respetando la diversidad de contextos de las Iglesias locales.

No basta con tener un documento y dejarlo archivado. Cada Iglesia local debe discernir cómo aplicar sus recomendaciones en su realidad concreta.

Las primeras fases del Sínodo —escucha y celebración— fueron etapas delimitadas. ¿La fase de implementación tiene un período definido?

Es una fase abierta, pero se ha previsto un marco de tres años, con pasos definidos, que culminará en octubre de 2028 con una Asamblea Eclesial en Roma para compartir frutos y evaluar el proceso.

Este camino incluye asambleas en diócesis, a nivel nacional y continental. Sabemos que implementar la sinodalidad en todos los niveles llevará tiempo, pero lo importante es avanzar paso a paso. Este documento busca guiar a quienes necesitan orientación concreta. Muchos ya han comenzado desde que se publicó el Documento Final.

Mucha gente todavía se pregunta: “¿Qué es la sinodalidad?”. ¿Podría ofrecernos una definición sencilla?

Sí. En el Documento Final del Sínodo hay una definición clara (cf. párrafo 28), pero se puede entender de dos maneras que ayudan mucho:

Primero, cito al teólogo australiano Ormond Rush: “La sinodalidad es el Concilio Vaticano II en miniatura”. Lo que estamos viviendo hoy responde directamente a la visión del Vaticano II. Sinodalidad es simplemente continuar su recepción. No se ha implementado del todo, y esto es parte de ese proceso.

La otra manera de entenderla —más sencilla quizás— es recordar nuestro logo sinodal: comunión, participación, misión. La sinodalidad es un modo de ser Iglesia que nos ayuda a ser más misioneros y participativos.

Desde los primeros siglos, la Iglesia ha caminado así. Ahora redescubrimos este modo, subrayando que todos somos bautizados y, como Pueblo de Dios, llamados a llevar la misión juntos. Cada uno con su vocación, carisma o ministerio. La sinodalidad también implica ecumenismo, diálogo interreligioso, atención a los pobres y marginados, y una Iglesia abierta a todos para anunciar el Evangelio.

Hablemos ahora del documento en sí. ¿Qué busca lograr Itinerarios para la Fase de Implementación del Sínodo?

Este documento responde a preguntas concretas. Primero, apoya la implementación del Sínodo a nivel local. Segundo, promueve el “intercambio de dones” entre Iglesias, un concepto clave del Documento Final.

En mi misión he podido viajar mucho, y he visto la belleza de una Iglesia que es una, pero diversa en contextos, culturas y modos de vivir la fe. Cada Iglesia local tiene su camino, pero no debe caminar sola. Este documento subraya que no puede haber conversión sinodal en solitario.

Por eso el Sínodo enfatiza el papel de las Iglesias locales, pero también el diálogo entre ellas: en provincias eclesiásticas, conferencias episcopales, y a nivel continental.

El plan aprobado por el Papa Francisco y confirmado por el Papa León incluye asambleas locales, nacionales y continentales, hasta la Asamblea Eclesial en Roma. Es un proceso de comunión activa.

¿Puede dar ejemplos concretos de cómo los fieles y las Iglesias locales pueden comenzar esta implementación?

El primer paso es leer el Documento Final del Sínodo. Este nuevo texto es una herramienta para adentrarse en él y discernir cómo aplicarlo localmente, siempre con creatividad guiada por el Espíritu Santo.

El responsable principal es el obispo diocesano o eparquial, pero nadie puede hacerlo solo. Se recomienda que cada diócesis tenga un equipo sinodal, que trabaje con el obispo. Muchos ya los tienen.

Pero todos los bautizados están llamados a ser protagonistas. En sus parroquias, movimientos, comunidades. También deben implicarse escuelas, universidades católicas, ministerios juveniles, Cáritas, comunidades religiosas... toda la diversidad eclesial.

Usted ha mencionado muchas veces el concepto de “recepción”. ¿Qué significa exactamente desde una perspectiva teológica?

La recepción es aceptar activamente lo que ha sido discernido como llamado de Dios en un Sínodo o Concilio. La recepción es abrazar los frutos y orientaciones surgidas de ese proceso. Sin ella, un documento no basta. Históricamente, se ha visto que recibir un Concilio puede tomar más de un siglo. Por ejemplo, el Concilio de Trento propuso la formación de los sacerdotes en seminarios, pero en algunos países tardó más de cien años en aplicarse.

El Vaticano II nos enseña que Dios no impone enseñanzas desde fuera, sino que entra en diálogo con nosotros. La recepción, entonces, implica una participación activa del Pueblo de Dios en esa conversación. Todos estamos llamados a acoger y poner en práctica lo que el Espíritu ha mostrado.

El Papa Francisco fue el gran impulsor del Sínodo sobre la Sinodalidad. Ahora, con el Papa León, ¿cómo ve usted que continúa este camino?

Desde el inicio de su pontificado, el Papa León ha reafirmado el deseo de ser una Iglesia sinodal. De hecho, ya lo vivía cuando era obispo en Perú: organizó la fase de escucha en su diócesis, participó en reuniones continentales, en la redacción del instrumentum laboris, en las asambleas de 2023 y 2024, y en dos grupos de estudio.

Tiene un estilo muy similar al del Papa Francisco: escucha, espiritualidad profunda, cercanía con el pueblo. Ejercita el ministerio petrino de forma sinodal.

Cuando falleció el Papa Francisco, fue conmovedor ver la cantidad y diversidad de personas que vinieron a despedirlo: pobres, niños, personas con discapacidad, líderes religiosos. Lo mismo ocurrió en la elección del Papa León: la gente sintió esa conexión inmediata.

La sinodalidad se manifiesta también en estos gestos concretos. Y lo que buscamos con este nuevo documento es continuar ese camino, espiritual y pastoral, con pasos concretos: consejos pastorales, estructuras sinodales, participación de todos.

¿Desea añadir algo más?

Sí. Es importante subrayar que el Espíritu Santo ha estado guiando este proceso desde el inicio. La sinodalidad es, en el fondo, una llamada de Dios para que la Iglesia sea más misionera. Todo el proceso está al servicio de la misión: evangelizar, servir, amar.

Muchos ya han comenzado a vivir esto, incluso antes de la publicación del documento. Ya hay equipos sinodales en muchas conferencias episcopales, organismos internacionales, comunidades religiosas, etc.

Algunas diócesis incluso han creado funciones nuevas, como vicarios generales para la sinodalidad o laicos encargados de implementar el proceso. En países como Australia, han hecho sínodos diocesanos tras su Concilio Plenario. Otros están en camino.

Lo esencial es seguir caminando juntos, con creatividad, responsabilidad compartida y la guía del Espíritu. Así, seremos una Iglesia más fiel a su misión en el mundo de hoy.

La transcripción ha sido editada para mayor claridad (artículo original disponible en inglés).